“Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra” (Éxo. 19:5).

EL PACTO DE ABRAM

martes 6 de abril, 2021

“Y bendeciré a los que te bendijeren, y al que te maldijere maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Gén. 12:3).

Lee Génesis 12:1 al 3. Enumera las promesas específicas que Dios le hizo a Abram.

Fíjate que entre estas promesas Dios dice a Abram que “serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Gén. 12:3). ¿Qué significa eso? ¿Cómo fueron bendecidas en Abram todas las familias de la Tierra? Ver Gálatas 3:6 al 9. ¿De qué forma puedes ver en esta promesa anterior la promesa de Jesús, el Mesías? Ver Gálatas 3:29.

En esta, la primera revelación divina a Abram que se registra, Dios prometió entablar una relación estrecha y duradera con él, incluso antes de usar un lenguaje relacionado con hacer pactos. Las referencias directas al pacto que Dios haría vendrían más tarde (Gén. 15:4-21; 17:1-14). Por el momento, Dios ofrece una relación divino-humana de gran importancia. La repetición en tiempo futuro (mostraré, haré, bendeciré, etc.) en Génesis 12:1 al 3 sugiere la profundidad y la grandeza del ofrecimiento y la promesa de Dios.

Además, Abram recibe una orden única, pero difícil: “Vete”. Él obedeció por fe (Heb. 11:8), pero no para lograr las bendiciones prometidas. Su obediencia fue la respuesta de fe a la relación amorosa que Dios deseaba establecer. En otras palabras, Abram ya creía en Dios, ya confiaba en su Señor, ya tenía fe en las promesas divinas. Tenía que confiar; de lo contrario, por empezar, nunca habría dejado a su familia y su tierra ancestral para dirigirse a lugares desconocidos. Su obediencia reveló su fe tanto a los hombres como a los ángeles.

Abram ya entonces reveló la relación clave entre la fe y las obras. Somos salvos por fe; una fe que da como resultado obras de obediencia. La promesa de salvación viene primero; luego, las obras. Aunque no puede haber comunión de pacto ni bendiciones sin obediencia, esa obediencia es la respuesta de fe a lo que Dios ya ha hecho. Esa fe ilustra el principio de 1 Juan 4:19: “Nosotros le amamos a él [a Dios], porque él nos amó primero”.

Lee Génesis 15:6. ¿Cómo muestra esto, de muchas maneras, la base de todas las promesas del Pacto? ¿Por qué esta bendición es la más preciosa de todas?