“Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la herencia eterna prometida” (Heb. 9:15, NVI).
EL MINISTERIO CELESTIAL (HEB. 9:24)
Estudia Hebreos 9:24, especialmente en el contexto en el que se da: el de explicar el ministerio de Cristo en el cielo en nuestro favor después de su muerte en sacrificio por nosotros. Queremos centrarnos en un punto, la frase al final, que dice que Cristo se presenta ahora ante Dios por nosotros.
Piensa en lo que eso significa. Nosotros, la humanidad pecadora y caída; nosotros, que seríamos consumidos por el resplandor de la gloria de Dios si la viéramos ahora; nosotros, no importa cuán malos hayamos sido ni con cuánto descaro hayamos violado la santa Ley de Dios, tenemos a Alguien que se presenta ante Dios por nosotros. Tenemos un Representante ante el Padre en nuestro favor. Piensa en el amor, el perdón y la aceptación que Cristo demostró cuando estuvo aquí, en la Tierra. Esta misma Persona ¿es ahora nuestro Mediador en el cielo?
Esta es la otra parte de la buena noticia. Jesús no solo pagó el castigo por nuestros pecados al cargarlos sobre sí mismo en la Cruz (1 Ped. 2:24), sino también ahora está en la presencia de Dios como Mediador entre el Cielo y la Tierra, entre la humanidad y la Deidad.
Jesús, como Dios y hombre (un hombre perfecto, sin pecado), es el único que puede salvar la brecha entre la humanidad y Dios, causada por el pecado. Lo esencial que debemos recordar es que ahora hay un Hombre, un Ser humano/divino, que puede entender todas nuestras pruebas, dolores y tentaciones (Heb. 4:14, 15), y que nos representa ante el Padre.
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo” (1 Tim. 2:5, 6). ¿En qué dos roles pone este texto a Jesús, y cómo se prefiguraban estos roles en el servicio del Santuario terrenal?
La gran noticia del Nuevo Pacto es que ahora, gracias a Jesús, los pecadores arrepentidos tienen a Alguien que los representa en el cielo ante el Padre, Alguien que ganó para ellos lo que nunca podrían haber obtenido por sí mismos, que es la justicia perfecta, la única justicia que puede permanecer ante la presencia de Dios. Jesús, con esa justicia perfecta, forjada en su vida a través del sufrimiento (Heb. 2:10), se presenta delante de Dios y reclama para nosotros el perdón del pecado y poder sobre el pecado, porque sin estos no tendríamos ninguna esperanza, ni ahora ni en el Juicio.
Ora y medita sobre la idea de un ser humano, Alguien que ha experimentado la tentación de pecar, de pie ante Dios en el cielo. ¿Qué significa eso para ti personalmente? ¿Qué clase de esperanza y aliento produce eso?