“Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Cor. 10:11).
EL DESCONTENTO LLEVA A LA REBELIÓN
La historia comienza con una observación positiva. Los israelitas finalmente llegaron a las fronteras de Canaán y enviaron a doce espías para explorar la tierra. El informe es extraordinario.
Lee el informe de los espías en Números 13:27 al 33. ¿En qué momento se frustraron las expectativas de los israelitas?
A pesar de la intervención de Caleb, prevalecen las voces de los incrédulos y escépticos. Israel no se dispone a conquistar lo que Dios le había prometido. Inquietos de corazón, eligen llorar y murmurar antes que marchar y gritar por la victoria.
Cuando tenemos un corazón agitado, luchamos por andar por fe. Sin embargo, el descontento no solo afecta nuestras emociones. Los científicos nos dicen que existe una relación directa de causa y efecto entre muy poco descanso (incluida la falta de sueño) y las malas decisiones, lo que ocasiona obesidad, adicciones y más agitación e infelicidad.
Lee Números 14:1 al 10. ¿Qué sucedió después?
Las cosas van de mal en peor. La súplica desesperada de Caleb, “no seáis rebeldes contra Jehová” (Núm. 14:9), es desoída, y toda la asamblea se prepara para apedrear a sus líderes. El descontento conduce a la rebelión, y la rebelión finalmente lleva a la muerte.
“A grandes voces, los espías infieles denunciaron a Caleb y a Josué, y se elevó un clamor para que se los apedreara. El populacho enloquecido tomó piedras para matar a aquellos hombres fieles. Pero, cuando se precipitó hacia delante con loco frenesí, de repente las piedras se les cayeron de las manos, se hizo silencio y comenzaron a temblar de miedo. Dios había intervenido para impedir su propósito homicida. La gloria de su presencia, como una luz fulgurante, iluminó el Tabernáculo. Todo el pueblo presenció la manifestación del Señor. Uno más poderoso que ellos se había revelado, y ninguno osó continuar la resistencia. Los espías que trajeron el informe perverso se arrastraron aterrorizados, y con respiración entrecortada buscaron sus tiendas” (PP 411).
La gloria del Señor se manifiestó públicamente. Podemos escuchar la conversación de Dios con Moisés. Dios reconoce que, aunque las piedras están dirigidas a Moisés, Caleb y Josué, en última instancia, la rebelión es contra Dios mismo.