“Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa” (Sant. 3:16).
LAS RAÍCES DEL DESCONTENTO
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 10:34–39; Lucas 12:13–21; Filipenses 2:5–8; Lucas 22:14–30; Mateo 23:1–13.
Los álamos son árboles hermosos, que alcanzan entre 15 y 30 metros de altura. Prosperan en climas fríos con veranos frescos. Su madera se utiliza en muebles, y también para hacer fósforos y papel. Los ciervos y otros animales a menudo se alimentan de álamos jóvenes durante los duros inviernos, ya que su corteza contiene muchos nutrientes.
Sin embargo, los álamos son más notorios por el hecho de que tienen uno de los sistemas radiculares más grandes del mundo vegetal. Las raíces se reproducen por brotes subterráneos y forman un entramado que puede extenderse con relativa rapidez, y llegan a cubrir grandes áreas. Los árboles individuales de álamo temblón pueden vivir hasta 150 años, pero el organismo más grande, ubicado debajo del suelo, puede vivir miles de años.
En el estudio de esta semana, queremos descubrir algunas de las raíces de nuestro descontento. Hay muchas cosas que pueden impedirnos encontrar el verdadero descanso en Jesús. Algunas de ellas son obvias y no requieren mucha atención. Otras pueden ser menos obvias para nosotros y, al igual que con el enorme sistema subterráneo e invisible del álamo temblón, es posible que no siempre seamos conscientes de las actitudes y las acciones que nos separan de nuestro Salvador.