“Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto” (Deut. 10:19).

PORQUE EXTRANJEROS FUISTEIS EN EGIPTO

martes 26 de octubre, 2021

“Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto” (Deut. 10:19). ¿Cuál es el mensaje para el antiguo Israel aquí? ¿Cuál debería ser el mensaje de este versículo para nosotros también?

Siglos antes, el Señor le dijo a Abram: “Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años” (Gén. 15:13; ver además Gén. 17:8; Hech. 13:17). Esto es, por supuesto, lo que sucedió; y en los primeros capítulos del Éxodo la dramática historia de su redención y la salvación de Egipto (Éxo. 14:13; 15:13) se registró para la posteridad como anuncio de la redención y la salvación que se nos ha dado en Cristo Jesús. En este versículo, el Señor quiere que recuerden dónde habían estado y lo que habían sido, es decir, extranjeros en otra tierra.

En otras palabras, el Señor les dice: “Recuerden cuando eran marginados y esclavos de la sociedad; estaban a merced de quienes eran más fuertes y podían abusar de ustedes”. Aunque Israel era una nación escogida, llamada por Dios “reino de sacerdotes” (Éxo. 19:6), y aunque había algunas diferencias entre ellos y los extranjeros que vivían entre ellos (especialmente en lo respectivo a algunos servicios religiosos), en materia de “derechos humanos”, el extranjero, la viuda y el huérfano debían ser tratados con la misma equidad y justicia que los israelitas nativos demandaban para sí mismos.

Lee Mateo 7:12. ¿Cómo encapsula el versículo lo que el Señor estaba diciendo al antiguo Israel acerca de cómo debían tratar a los débiles que hubiera entre ellos?

Esta advertencia a Israel acerca de cómo debían tratar a los marginados de ninguna manera era la norma en el mundo antiguo, donde en algunos casos los marginados eran tratados como animales, o aún peor.

En contraste, Israel debía ser diferente, una luz para las naciones. Y esa diferencia se luciría en el Dios al que adoraban, en cómo lo adoraban y en todo el sistema de verdades que Dios les había dado. Sin embargo, su trato amable hacia los marginados podría haber sido un poderoso testimonio al mundo de la superioridad de su Dios y de su fe, que en cierto sentido era el objetivo de su existencia como pueblo: dar testimonio al mundo acerca de su Dios.