“En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Heb. 1:2, 3).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
La venida de Jesús a esta Tierra como el Hijo de Dios cumplió varias funciones al mismo tiempo. En primer lugar, como el divino Hijo de Dios, Jesús vino a revelarnos al Padre. A través de sus actos y sus palabras, Jesús nos mostró cómo es realmente el Padre y por qué podemos confiar en él y serle obedientes.
Jesús también vino como el Hijo prometido de David, Abraham y Adán, a través del cual Dios había prometido que derrotaría al Enemigo y gobernaría al mundo. Por lo tanto, Jesús vino a ocupar el lugar de Adán a la cabeza de la humanidad y cumplió el propósito original que Dios tenía para ella (Gén. 1:26- 28; Sal. 8:3-8). Jesús llegó a ser el Gobernante justo que Dios siempre quiso que tuviera este mundo.
“Y las palabras dichas a Jesús a orillas del Jordán –‘Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia’– abarcan a toda la humanidad. Dios habló a Jesús como nuestro Representante. No obstante todos nuestros pecados y debilidades, no somos desechados como inútiles. Él ‘nos hizo aceptos en el Amado’ (Efe. 1:6). La gloria que descansó sobre Jesús es una prenda del amor de Dios hacia nosotros. [...] La luz que cayó desde los portales abiertos sobre la cabeza de nuestro Salvador caerá sobre nosotros mientras oramos por ayuda para resistir la tentación. La voz que habló a Jesús dice a toda alma creyente: ‘Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia’ ” (DTG 87, 88).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Hemos aprendido que una mejor comprensión de las palabras y las acciones de Jesús nos ayuda a entender mejor a Dios el Padre. ¿De qué manera práctica enriquece tu relación con el Padre el hecho de comprender mejor la naturaleza de Jesús?
- Aprendimos que la forma en que Dios habló y trató a Jesús es la forma en que quiere hablarnos y tratarnos a nosotros. ¿Qué nos dice eso sobre cómo nosotros debemos tratar a los demás?
- Reflexiona en la importancia de la divinidad eterna de Cristo. ¿Qué perdemos si creemos que Jesús, de alguna manera, era un ser creado, como nosotros, pero que fue a la Cruz? Compara ese pensamiento con la realidad de que Cristo era el Dios eterno y él mismo fue a la Cruz. ¿Cuál es la gran diferencia entre las dos ideas?
- En clase, dialoguen acerca de dar gloria a Dios. Lean Apocalipsis 14:7. ¿En qué medida dar gloria a Dios forma parte de la Verdad Presente y del mensaje de los tres ángeles?