“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios” (Heb. 4:9).
ENTRAR EN SU REPOSO
Lee Hebreos 3:11; y 4:1, 3, 5 y 10. ¿Cómo describe Dios el reposo al que nos invita a entrar?
Dios no nos invita simplemente a descansar. Nos invita a entrar en su reposo. A lo largo de la Biblia, “reposo” puede denotar simplemente la paz que hallarían en la Tierra Prometida, de Canaán (Deut. 3:20); el Templo, donde descansaba el Arca del Pacto (2 Crón. 6:41); o el mismo sábado, en el que Dios y los israelitas “descansan” de su trabajo (Éxo. 20:11). Pero en Hebreos, el Señor invita a entrar en su reposo.
Lee Hebreos 4:9 al 11 y 16. ¿Qué se nos llama a hacer?
El descanso sabático celebra el hecho de que Dios terminó, o concluyó, su obra de la Creación (Gén. 2:1-3; Éxo. 20:8-11) y de Redención (Deut. 5:12-15). Asimismo, la entronización de Jesús en el Templo celestial celebra que él terminó de ofrecer un sacrificio perfecto por nuestra salvación (Heb. 10:12-14).
Fíjate que Dios descansa solamente cuando ha conseguido nuestro bienestar. En la Creación, Dios descansó cuando terminó la creación del mundo. Más adelante, Dios descansó en el Templo únicamente después de completarse la conquista de la tierra que le había prometido a Abraham a través de las victorias de David, y los hijos de Israel “vivían seguros” (1 Rey. 4:21-25; comparar con Éxo. 15:18-21; Deut. 11:24; 2 Sam. 8:1-14). Dios mandó construir una casa para él solamente después de que Israel y el rey tuvieran casas para ellos.
El reposo definitivo que Dios nos promete es el nuevo mundo que él creará para nosotros después de que finalmente termine el Gran Conflicto. Hebreos alude a ese mundo como “la ciudad [...] cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Heb. 11:10) y como una patria celestial (Heb. 11:14-16). Conlleva la restauración del dominio y la “gloria” y la “honra” que Dios originalmente había otorgado a los seres humanos en la Creación (Heb. 2:5-8; 12:28). Es su reposo. No es simplemente una Tierra perfecta donde tendremos paz, sino un reposo sabático en esa Tierra donde estará el Trono de Dios en un cielo nuevo y una Tierra nueva.
¿Cómo podemos entrar en su reposo incluso ahora? Es decir, ¿cómo podemos, por fe, descansar en la seguridad de la salvación que tenemos en Cristo y no en nosotros mismos?