“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Heb. 11:8).

EL DIEZMO DE MELQUISEDEC

jueves 5 de mayo, 2022

Lee Génesis 14:18 al 24; y Hebreos 7:1 al 10. ¿Quién era Melquisedec? ¿Por qué Abram le dio su diezmo a este sacerdote que al parecer surge de la nada?

La repentina aparición del misterioso Melquisedec no está fuera de lugar. Después de que los reyes cananeos agradecieran a Abram, ahora él le agradece a este sacerdote, lo que se refleja por la devolución del diezmo.

Melquisedec proviene de la ciudad de Salem, que significa “paz”, un mensaje apropiado después de la agitación de la guerra.

El componente tsédeq, “justicia”, en el nombre de Melquisedec, aparece en contraste con el nombre del rey de Sodoma, Bera (“en maldad”), y Gomorra, Birsa (“en iniquidad”), probablemente apellidos de lo que ellos representaban (Gén. 14:2).

Melquisedec aparece después de la reversión de la violencia y el mal, representados por los otros reyes cananeos. Este pasaje también contiene la primera referencia bíblica a la palabra “sacerdote” (Gén. 14:18). La asociación de Melquisedec con el “Dios Altísimo” (Gén. 14:18), a quien Abram considera su Dios (Gén. 14:22), indica claramente que Abram lo veía como sacerdote del Dios a quien él servía. Sin embargo, no debemos identificar a Melquisedec con Cristo. Él era el representante de Dios entre la gente de esa época (ver “Comentarios de Elena de White”, CBA 1:1.106, 1.107).

Sin duda, Melquisedec oficia como sacerdote. Sirve “pan y vino”, una asociación que a menudo implica el uso de jugo de uva recién prensado (Deut. 7:13; 2 Crón. 31:5), que vuelve a aparecer en el contexto de la entrega de los diezmos (Deut. 14:23). Además, extiende su bendición a Abram (Gén. 14:19).

Mientras tanto, “le dio Abram los diezmos de todo” (Gén. 14:20) como respuesta a Dios el Creador, el “poseedor de los cielos y de la tierra” (Gén. 14:19, RVA). Este título alude a la introducción de la historia de la Creación (Gén. 1:1), donde la expresión “los cielos y la tierra” significa totalidad, o “todo”. Como tal, el diezmo se entiende como una expresión de gratitud al Creador, quien es el Dueño de todo (Heb. 7:2-6; comparar con Gén. 28:22). Paradójicamente, el adorador entiende que el diezmo no es un regalo para Dios, sino un regalo de Dios, porque Dios nos da todo en primer lugar.

¿Por qué el acto de devolver el diezmo es un poderoso indicador de la fe, así como un gran acto de edificación de la fe?