“Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?” (Gén. 15:2).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 13 de mayo, 2022

Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “La Ley y los dos Pactos”, pp. 378-390. La súplica paciente y tenaz de Abraham a Dios en nombre del pueblo de

Sodoma (Gén. 18:22-33) debería animarnos a orar por los impíos, aunque parezcan estar en una condición pecaminosa sin esperanza. Además, la atenta respuesta de Dios a la insistencia de Abraham, y su disposición a perdonar por el bien de solo “diez” hombres justos, es un concepto “revolucionario”, como lo señaló Gerhard Hasel:

“De una manera extremadamente revolucionaria, el antiguo pensamiento colectivo, que castigaba al miembro inocente por complicidad, se ha traspuesto a algo nuevo: la presencia de un remanente de justos podría tener una función protectora para el conjunto. [...] Por amor al remanente justo, Yahvéh en su justicia [tsedaqá] perdonará a la ciudad impía. Esta noción se expande ampliamente en la declaración profética del Siervo de Yahvéh, que obra la salvación ‘por muchos’ ” (G. F. Hasel, The Remnant: The History and Theology of the Remnant Idea From Genesis to Isaiah, pp. 150, 151).

“En derredor de nosotros hay almas que van hacia una ruina tan desesperada y terrible como la que sobrevino a Sodoma. Cada día termina el tiempo de gracia para algunos. Cada hora, algunos pasan más allá del alcance de la misericordia. Y ¿dónde están las voces de amonestación y súplica que induzcan a los pecadores a huir de esta pavorosa condenación? ¿Dónde están las manos extendidas para sacar a los pecadores de la muerte? ¿Dónde están los que con humildad y fe perseverante ruegan a Dios por ellos?

“El espíritu de Abraham fue el espíritu de Cristo. El mismo Hijo de Dios es el gran Intercesor en favor del pecador. Quien pagó el precio de su redención conoce el valor del ser humano” (PP 135).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Solo el arco iris y la circuncisión se denominan “señal del Pacto”. ¿Cuáles son los puntos comunes y las diferencias entre los dos Pactos?
  2. Aunque Dios lo llamó, y aunque el Nuevo Testamento a menudo lo pone como ejemplo de lo que significa vivir por fe, Abraham a veces flaqueó. ¿Qué lecciones debemos aprender de su ejemplo y cuáles no?
  3. Algunos argumentan en contra de la idea de que Dios castigará a los perdidos, diciendo que este acto iría en contra del amor de Dios. Nosotros, que creemos que Dios efectivamente castigará a los perdidos, ¿cómo respondemos al argumento de que él no los castigará?