“Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo” (Gén. 24:1).
UNA ESPOSA PARA ABRAHAM
Lee Génesis 24:67 a 25:1 al 8. ¿Cuál es el significado de estos eventos finales en la vida de Abraham?
Después de la muerte de Sara, Abraham se volvió a casar. Al igual que Isaac, se consuela después de la muerte de Sara (Gén. 24:67). El recuerdo de Sara seguramente aún debió estar vivo en la mente del patriarca, tanto como en la de su hijo.
No obstante, la identidad de su nueva esposa no está clara. Sin embargo, el hecho de que el cronista asocie a los hijos de Cetura junto con los hijos de Agar, sin mencionar el nombre de Cetura, sugiere que Cetura podría (como algunos han conjeturado) ser Agar. También es revelador que Abraham se comporte con los hijos de Cetura de la misma manera que lo hizo con el hijo de Agar: los despide para evitar cualquier influencia espiritual y hacer una clara distinción entre su hijo con Sara y los otros hijos.
También “dio todo cuanto tenía a Isaac” (Gén. 25:5), mientras que “a los hijos de sus concubinas les hizo regalos” (Gén. 25:6, NVI). La clasificación de “concubinas” también puede implicar que el estatus de Cetura, como el de Agar, era el de concubina. La posible identificación de Cetura como Agar también puede explicar la sutil alusión al recuerdo de Sara como preludio de su matrimonio con Cetura-Agar.
Lo interesante es que en Génesis 25:1 al 4, y 12 al 18, se da una lista de los hijos que Abraham tuvo con Cetura, así como una lista de los hijos de Ismael. El propósito de la genealogía después del matrimonio de Abraham con Cetura, quien le dio seis hijos, en comparación con sus otros dos hijos (Isaac e Ismael), es quizás aportar evidencias inmediatas de la promesa de Dios de que Abraham sería padre de muchas naciones.
La segunda genealogía se refería a los descendientes de Ismael, quienes también componían doce tribus (comparar con Gén. 17:20), al igual que lo que sucedería con Jacob (Gén. 35:22-26). Aunque, por supuesto, el pacto de Dios estará reservado a la simiente de Isaac (Gén. 17:21), no a la de Ismael, un aspecto sobre el que las Escrituras son muy claras.
El informe de la muerte de Abraham intercalado entre las dos genealogías (Gén. 25:7-11) también da testimonio de la bendición de Dios. Revela el cumplimiento de su promesa a Abraham, hecha muchos años antes, de que moriría “en buena vejez” (Gén. 15:15) y “lleno de años” (Gén. 25:8; comparar con Ecl. 6:3).
Finalmente, el Señor se mantuvo fiel a sus promesas de gracia dadas a su fiel siervo Abraham, cuya fe se describe en las Escrituras como un gran ejemplo, si no el mejor ejemplo del Antiguo Testamento, de salvación por fe (ver Rom. 4:1-12).