“Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto” (Gén. 41:41).
LA COPA DE LA ADIVINACIÓN
Lee Génesis 44. ¿Por qué puso José la copa de la adivinación en el costal de Benjamín y no en el de otro hermano?
Esta historia es paralela a la anterior. Igual que antes, José da instrucciones específicas; y, una vez más, llena de alimento los sacos de los hombres. No obstante, esta vez, José agrega la extraña orden de poner su preciosa copa en el costal de Benjamín.
Por consiguiente, los hechos toman un rumbo diferente. Mientras que en el viaje anterior los hermanos regresaron a Canaán para llevarse a Benjamín con ellos, ahora tienen que regresar a Egipto para enfrentar a José. Mientras que en la situación anterior todos los hermanos encontraron lo mismo en sus costales, ahora se señala a Benjamín como el que tiene la copa de José. Inesperadamente, Benjamín, quien como invitado de honor tuvo acceso a la copa de José, ahora es sospechoso y acusado de haber robado ese preciado artículo. Irá a la cárcel.
El hecho de que José haya usado una copa de adivinación no significa que creyera en su poder. José “jamás había pretendido poseer el poder de adivinar, pero quería hacerles creer que podía leer los secretos de su vida” (PP 232).
Para José, la copa mágica era un pretexto para evocar el dominio sobrenatural, y así despertar en el corazón de sus hermanos su sentimiento de culpa hacia Dios. Así es como Judá interpreta el mensaje implícito de José, porque se refiere a la iniquidad que Dios halló en ellos (Gén. 44:16). Además, el robo de esa copa preciosa justificaría un duro castigo y así pondría a prueba el pensamiento de los demás hermanos.
La intensidad de la emoción de los hermanos y su reacción son notables. Los une el mismo dolor: temen por Benjamín, que se perderá como José y, al igual que él, se volverá esclavo en Egipto, aunque es inocente como él. Por eso Judá propone que lo tomen a él como esclavo “en lugar” de Benjamín (Gén. 44:33), así como el carnero fue sacrificado “en lugar” del inocente Isaac (comparar con Gén. 22:13). Judá se presenta como un sacrificio, una sustitución, cuyo propósito es precisamente afrontar ese “mal” que devastaría a su padre (Gén. 44:34).
¿Qué principio de amor, como lo ejemplifica la respuesta de Judá, está implícito en el proceso de sustitución? Este tipo de amor, ¿cómo explica la teología bíblica de la salvación? (Ver Rom. 5:8).