“Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible” (Heb. 11:27).

LA EXTRAVAGANCIA DE NUESTRO PADRE

domingo 14 de agosto, 2022

“¡Si de verdad Dios me amara, seguramente haría ___________________ por mí!” Me pregunto cuántas veces ese pensamiento ha pasado por nuestra mente. Observamos las circunstancias y luego comenzamos a preguntarnos si Dios realmente nos ama, porque si así fuera realmente, las cosas serían diferentes.

Hay dos argumentos que a menudo nos llevan a dudar de la bondad de Dios. En primer lugar, cuando tenemos un deseo ardiente en nuestro corazón y nuestra mente por algo que creemos que es bueno, la idea de que Dios desee algo diferente para nosotros puede parecernos ridícula. En segundo lugar, podemos dudar de la bondad de Dios porque nuestra experiencia choca con lo que creemos. Si algo se ve bien o se siente bien, o suena bien o sabe bien, entonces debe ser bueno. Por lo tanto, nos enojamos con Dios cuando no podemos tenerlo.

Aquí es donde interviene la fe. La fe entra en juego precisamente en aquellos momentos en que nos vemos tentados a dudar de Dios y de su bondad.

Romanos 8:28 al 39 es un pasaje poderoso que describe la bondad de Dios hacia nosotros. ¿Qué lograste encontrar en estos versículos que nos pueda ayudar a proteger nuestra mente para no dudar de la bondad de Dios?

En Romanos 8:32, hay una lógica importante que es extremadamente útil para protegernos del agobio de nuestras circunstancias. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” ¿Cómo podríamos pensar que Dios enviaría a Jesús a morir por nosotros y que luego se volvería tacaño?

Esto significa que la verdad de la generosidad de Dios hacia nosotros, que constatamos en la muerte de Cristo, debe tener un impacto más fuerte en nuestro pensamiento que todas las dudas que el crisol pueda generar en nosotros.

¿Cómo es posible que una verdad (la bondad de Dios) tenga un efecto más poderoso en ti que tus dudas? Dedica un momento a meditar sobre la verdad de que Dios dio a Jesús para morir en tu lugar, y que esta increíble generosidad continúa de mil maneras diferentes para ti hoy. ¿Qué impacto causa esto sobre tu fe?