“Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible” (Heb. 11:27).
EL PODER DE LA RESURRECCIÓN
La resurrección resuelve el problema de la impotencia humana. Al meditar sobre la vida, la muerte y la resurrección de Jesús, a menudo nos planteamos que la muerte de Jesús fue el acontecimiento que nos hizo legalmente justos ante Dios. Y eso es cierto, por supuesto.
Sin embargo, la resurrección añade una dimensión específica a la salvación. La resurrección de Jesús es significativa no solo porque nos muestra que un día nosotros también resucitaremos, sino también porque sentó a Jesús a la diestra del Padre, en una posición de absolutos poder y autoridad. ¡Este poder de resurrección es el mismo poder que Dios pone a nuestra disposición hoy!
En Efesios 1:18 al 23, Pablo habla del poder de Dios. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre el poder de la resurrección? ¿Qué esperanzas y promesas puedes encontrar para ti en este pasaje?
Pablo ora para que los efesios comprendan algunas cosas que solo pueden entenderse correctamente con ayuda divina: (1) que existe la esperanza de transformación y un futuro eterno al que Jesús nos ha llamado; (2) el poder que se manifestó en nuestro favor.
Pablo luego trata de describir cuán asombroso es este poder. El poder que está disponible para nosotros hoy es el mismo poder que resucitó a Jesús: no solo lo sacó de la tumba y le devolvió la vida, sino también le devolvió el sitial de poder a la diestra del Padre.
Pero Pablo no se detiene allí. La resurrección no le dio a Jesús cualquier clase de poder, sino el poder de gobernar y proveer todo lo que su pueblo pudiera necesitar, ¡por toda la eternidad!
Haz una lista de las facetas de tu vida en las que necesitas del poder del Jesús resucitado. Cuando termines, ora para que este poder se aplique en todas estas esferas de necesidad. Al mismo tiempo, ¿en qué puedes mejorar, qué decisiones puedes tomar para que este poder actúe con más libertad en tu vida?