“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mat. 5:5).

PAN PARTIDO Y VINO DERRAMADO

domingo 28 de agosto, 2022

Oswald Chambers ha dicho que debemos convertirnos en “pan partido y vino derramado” para los demás. ¿Qué crees que quiso decir con esto?

De principio a fin, en la Biblia hay ejemplos de personas que fueron “partidas” para servir a los demás. Moisés fue llamado a soportar olas interminables de chismes y críticas al conducir al pueblo a la Tierra Prometida. José fue llamado a una experiencia que implicó traición y cárcel cuando ocupaba un puesto de servicio en Egipto. En cada caso, Dios permitió las situaciones para que la vida de su pueblo pudiera llegar a ser un teatro de su gracia y cuidado, no solo para sí, sino también para el bien de los demás. Dios puede usarnos de la misma manera. Es fácil sentirse enojado o herido en esas situaciones. Pero, como señalamos ayer, la mansedumbre es la capacidad que Dios nos da para soportar esas cosas “con paciencia y sin resentimiento”.

Lee Ezequiel 24:15 al 27. ¿Qué estaba pasando aquí? ¿Por qué pasó Ezequiel por este crisol?

En Ezequiel 24:24, Dios dice: “Ezequiel, pues, os será por señal; según todas las cosas que él hizo, haréis; cuando esto ocurra, entonces sabréis que yo soy Jehová el Señor”. Mediante el ejemplo de Ezequiel, el pueblo de Israel llegaría a convencerse de la verdad acerca de quién era Dios, Jehová el Señor, y verían esta verdad al experimentar el cumplimiento de la profecía que la vida de Ezequiel simbolizaba y el sufrimiento que enfrentó. ¿Quién sabe cuántas personas también verán a “Jehová el Señor” en nuestros pedazos rotos?

Tarde o temprano, la vida misma nos quebranta a todos. ¿Cuál ha sido tu experiencia en este sentido? ¿Qué lecciones aprendiste? ¿Cómo puede el Señor usar tu alma hecha pedazos para ayudar a otros?