“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mat. 5:5).
AMAR A LOS QUE NOS HIEREN
Alguien dijo cierta vez: “Por ende, amar a nuestros enemigos no significa que debamos amar el polvo en el que está enterrada la perla; significa que amamos la perla que yace en el polvo. [...] Dios no nos ama porque por naturaleza seamos dignos de su amor. Llegamos a ser dignos de su amor porque él nos ama”.
Cuando miras a tus “enemigos”, ¿qué ves normalmente: la perla o el polvo que la rodea?
Lee Mateo 5:43 al 48. Jesús nos llama a amar y a orar por nuestros enemigos. ¿Qué ejemplo de la naturaleza nos da Jesús que nos ayuda a entender por qué debemos amar a nuestros enemigos? ¿Cuál es el propósito de la enseñanza?
En Mateo 5:45, Jesús utiliza el ejemplo de su Padre celestial para ilustrar cómo debemos tratar a los que nos hieren, quienes quizá nos empujan a la peor forma de crisol. Jesús menciona que su Padre derrama la bendición de la lluvia sobre justos e injustos; si Dios da lluvia incluso a los injustos, ¿cómo deberíamos tratarlos nosotros también?
Jesús no quiso decir que siempre debemos tener sentimientos cálidos con todos los que nos causan problemas; aunque esto también es posible. Fundamentalmente, el amor por nuestros enemigos no pretende ser un sentimiento que tengamos por ellos, sino acciones específicas hacia ellos que revelen cuidado y consideración.
Jesús concluye este pasaje con un versículo que a menudo causa mucho debate: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mat. 5:48). Pero el significado es muy claro en el contexto: Aquellos que quieren ser perfectos como Dios es perfecto deben mostrar amor por sus enemigos como Dios muestra amor por los suyos. Ser perfecto a los ojos de Dios es amar al adversario; y esto requiere ser manso de corazón, algo que solo Dios nos puede dar.
Con la definición de mansedumbre en mente (“soportar el agravio con paciencia y sin resentimiento”), enumera los cambios que debes hacer para permitir que el Señor te dé la clase de mansedumbre de corazón que te ayudará a tener la actitud correcta hacia tus “enemigos”.