“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gén. 2:7).

COMPRENDAMOS LA NATURALEZA HUMANA

sábado 8 de octubre, 2022

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1:24–27; 2:7, 19; Mateo 10:28; Eclesiastés 12:1–7; 1 Reyes 2:10; 22:40.

La tensión entre la palabra de Dios: “Ciertamente morirás” (Gén. 2:16, 17) y la promesa falsa de Satanás: “Ciertamente no morirán” (Gén. 3:4, RVA-2015) no se limita al Jardín del Edén. Ha resonado a lo largo de la historia. Muchos intentan armonizar las palabras de Satanás con las de Dios. Para ellos, la advertencia “morirás” se refiere solo al cuerpo físico perecedero, mientras que la promesa “ciertamente no morirán” sería una alusión a un alma o espíritu inmortal.

Pero, este planteamiento no funciona. Por ejemplo, ¿se pueden armonizar las palabras contradictorias de Dios y de Satanás? ¿Existe un alma o espíritu inmaterial que sobrevive conscientemente a la muerte física? Hay muchos intentos filosóficos, e incluso científicos, para responder estas preguntas. Pero, como cristianos cuyo fundamento es la Biblia, debemos reconocer que solo el Dios todopoderoso, aquel que nos creó, también nos conoce perfectamente (ver Sal. 139). Por lo tanto, solo en su Palabra, las Escrituras, podemos encontrar respuestas a estas preguntas cruciales.

Esta semana consideraremos de qué manera el Antiguo Testamento define la naturaleza humana y la condición de los seres humanos al morir.