“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14, 15).

DESDE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO

domingo 30 de octubre, 2022

“Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (Apoc. 13:8). Lo importante aquí para nosotros es la idea de que Cristo fue “inmolado desde el principio del mundo”. Obviamente, debemos entender esto en un sentido simbólico (el libro de Apocalipsis está lleno de símbolos), porque Cristo no fue crucificado hasta miles de años después de la creación de la Tierra. Lo que señala este versículo es que el plan de salvación se había puesto en marcha ya antes de la creación del mundo. Y la muerte de Jesús, el Cordero de Dios, en la Cruz, sería primordial para ese plan.

Lee Tito 1:2. ¿Qué nos enseña este versículo? ¿Hace cuánto tiempo está vigente el plan de salvación, que se centra en la muerte de Cristo?

“El plan de nuestra redención no fue una reflexión ulterior, un plan formulado después de la caída de Adán. [...] Fue una manifestación de los principios que desde las edades eternas habían sido el fundamento del Trono de Dios” (DTG 13).

Ese plan se les reveló primeramente a Adán y a Eva en el jardín del Edén (Gén. 3:15, 21), y cada sacrificio de sangre tipificaba ese plan en todo el Antiguo Testamento. Por ejemplo, mientras probaba la fe de Abraham, Dios proveyó un carnero para sacrificar en lugar de Isaac (Gén. 22:11-13). Este reemplazo tipificó aún más claramente la naturaleza sustitutiva del sacrificio expiatorio de Cristo en la Cruz.

Por lo tanto, el centro de todo el plan de salvación es la muerte sustitutiva de Jesús, simbolizada durante siglos por los sacrificios de animales, cada uno de los cuales es un símbolo de la muerte de Jesús en la Cruz como “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

Los sacrificios de animales son espantosos y sangrientos, eso es verdad. Pero ¿por qué esa truculencia y tanta sangre es precisamente lo que nos instruye acerca de la muerte de Cristo en nuestro lugar, y cuál fue el terrible costo del pecado?