“Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apoc. 1:17, 18).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 11 de noviembre, 2022

Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, “En la tumba de José”, pp. 727-738;

“El Señor ha resucitado”, pp. 739-746 “¿Por qué lloras?”, pp. 747-752; “El viaje a Emaús”, pp. 7753-758; “Paz a ustedes”, pp. 7759-764.

El juicio moderno no cree en algo como la resurrección de Jesús. Sin embargo, las evidencias históricas son tan fuertes que incluso aquellos que no pueden aceptar la realidad de la resurrección se ven obligados a admitir que muchos creían que habían visto al Jesús resucitado. Por lo tanto, gran parte de la apologética en contra de la resurrección consiste en intentar explicar qué pudo haber causado que todas estas personas diferentes creyeran que habían visto al Cristo resucitado.

Algunos argumentan que todos los discípulos alucinaron con el Jesús resucitado; otros, que Jesús en realidad no había muerto, sino que solo se desmayó y luego volvió a la realidad después de que lo bajaron de la cruz, y cuando reapareció, sus seguidores pensaron que había resucitado de entre los muertos. Y (créase o no) algunos han argumentado que Jesús tenía un hermano gemelo a quien los discípulos confundieron con el Cristo resucitado. En otras palabras, las evidencias históricas son tan fuertes a favor de la resurrección de Cristo que esta es la clase de argumentos que la gente inventa para tratar de desestimarla. Como la resurrección en sí es tan importante, no deberían sorprendernos todas las buenas razones con las que contamos para creer en ella.

“La voz que clamó desde la Cruz: ‘Consumado es’ fue oída entre los muertos. Atravesó las paredes de los sepulcros y ordenó a quienes dormían que se levantasen. Así sucederá cuando la voz de Cristo sea oída desde el cielo. Esa voz penetrará en las tumbas y abrirá los sepulcros, y los muertos en Cristo resucitarán. En ocasión de la resurrección de Cristo, unas pocas tumbas fueron abiertas; pero en su segunda venida todos los preciosos muertos oirán su voz, y surgirán a una vida gloriosa e inmortal. El mismo poder que resucitó a Cristo de los muertos resucitará a su iglesia y la glorificará con él, por encima de todos los principados y potestades, por encima de todo nombre que se nombra, no solamente en este mundo sino también en el mundo venidero” (DTG 745).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. “Consumado es” (Juan 19:30) y “ha resucitado” (Mat. 28:6) son dos de las declaraciones más significativas que se hayan proferido alguna vez. ¿Cómo se complementan entre sí dentro de la historia de la salvación? ¿Qué gran esperanza se encuentra en estas palabras para nosotros?
  2. Al principio, los dirigentes religiosos querían guardias en la tumba para evitar que los discípulos robaran el cuerpo de Jesús. Después les pagaron a los guardias para que dijeran que los discípulos se robaron el cuerpo. Este relato ¿cómo ayuda a revelar la realidad de la tumba vacía de Cristo, y por qué esa tumba vacía es tan importante para nosotros como cristianos?