“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).
PREDICAR A LOS ESPÍRITUS ENCARCELADOS
Lee 1 Pedro 3:13 al 20. ¿Cómo es que Cristo “predicó a los espíritus encarcelados, [...] en los días de Noé”? (Ver también Gén. 4:10.)
Los comentaristas que creen en la inmortalidad natural del alma generalmente señalan que Cristo predicó “a los espíritus encarcelados” (1 Ped. 3:19) mientras aún descansaba en la tumba. Para ellos, su espíritu desencarnado fue al infierno y predicó a los espíritus incorpóreos de los antediluvianos.
Sin embargo, esta idea fantástica es bíblicamente inaceptable porque no hay una segunda oportunidad de salvación para los muertos (Heb. 9:27, 28). Entonces, ¿por qué Jesús les predicaría a quienes ya no tenían más posibilidades de salvación?
Paralelamente y, ante todo, esta teoría contradice la enseñanza bíblica de que los muertos permanecen inconscientes en la tumba hasta la resurrección final (Job 14:10-12; Sal. 146:4; Ecl. 9:5, 10; 1 Cor. 15:16-18; 1 Tes. 4:13-15).
Además, si este versículo realmente dijera que Jesús, mientras estuvo en la tumba, bajó al infierno a predicar a los antediluvianos malvados, ¿por qué solo ellos escucharon el mensaje? ¿No había otros perdidos que ardían en el infierno junto con ellos? ¿Por qué solo los antediluvianos lo escucharon predicar?
También es absurdo sugerir que Cristo predicó a los ángeles caídos que habían sido desobedientes en los días de Noé. Mientras que a los “espíritus encarcelados” se los describe como desobedientes “en otro tiempo” (1 Ped. 3:19, 20), la Biblia dice que los ángeles malos permanecen siendo desobedientes en la actualidad (Efe. 6:12; 1 Ped. 5:8). Además, los ángeles caídos están “guardado[s] bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (Jud. 6), sin ninguna oportunidad de salvación.
Debemos observar que, en 1 Pedro 3, los “espíritus encarcelados” del versículo 19 se identifican en el versículo 20 como los antediluvianos que “desobedecieron” en los “días de Noé”. El término espíritu (griego, pneuma) se utiliza en este texto, y en otras partes del Nuevo Testamento (1 Cor. 16:18; Gál. 6:18), en referencia a los vivos que pueden escuchar y aceptar la invitación de la salvación. La expresión “encarcelados” obviamente no se refiere a una prisión literal, sino a la prisión del pecado en la que se encuentra la naturaleza humana no regenerada (Rom. 6:1–23; 7:7–25).
La predicación de Cristo a los antediluvianos impenitentes se realizó mediante Noé, a quien Dios instruyó divinamente (Heb. 11:7) y se convirtió en un “pregonero de justicia” para sus contemporáneos (2 Ped. 2:5). Los versículos de Pedro se escribieron en el contexto de lo que significa ser fiel; no son un comentario sobre el estado de los muertos.