“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes. 5:23).

LA GUÍA DEL ESPÍRITU

miércoles 14 de diciembre, 2022

El Espíritu Santo es el poderoso Agente de Dios que derrama el amor divino en nuestro corazón (Rom. 5:5), nos conduce a una verdadera experiencia salvífica (Juan 16:7-11), nos guía a toda la verdad (Juan 16:13) y nos da poder para cumplir la misión evangélica (Hech. 1:8). Como es el Espíritu Santo quien contrarresta la obra degenerativa de Satanás, no es de extrañar que Satanás intente distorsionar por todos los medios nuestra comprensión de la naturaleza y la obra del Espíritu Santo. Mientras que algunos niegan su personalidad, otros enfatizan los dones del Espíritu sobre su poder transformador.

Lee Hechos 8:4 al 24. Simón, el hechicero de Samaria, quería recibir los dones del Espíritu Santo sin que el Espíritu lo regenere. ¿Cómo se sigue manifestando esta misma actitud en nuestros días?

Los hijos de Dios son aquellos a quienes el Espíritu Santo (Rom. 8:14) guía a toda la verdad de la Palabra de Dios (Juan 16:13; 17:17). Jesús advirtió en términos claros: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mat. 7:21-23). Esto significa que el Espíritu Santo nunca aleja a nadie de la Palabra de Dios, que él mismo inspiró, sino que siempre nos conduce en conformidad con esa Palabra.

El mismo Espíritu Santo que nos guía a toda la verdad también nos da poder para guiar a otros a esa maravillosa verdad (Mat. 28:18-20; Hech. 1:8). Mientras cumplimos con nuestra sagrada misión, contamos con su ayuda especial. Por ende, cada mañana debemos arrodillarnos ante Dios y renovar nuestros votos de consagración a él. Si hacemos esto, él nos concederá la presencia de su Espíritu, con su poder vivificante y santificador.

Sin embargo, debemos estar abiertos a su dirección para tomar decisiones conscientes, cada día, para hacer lo que sabemos que es correcto y evitar lo que sabemos que está mal. Es decir, solo al procurar vivir como debemos, mediante el poder divino, estaremos dispuestos a recibir ese poder del Espíritu Santo en nuestra vida, que Dios nos promete.

¿Por qué es tan importante orar cada mañana a fin de estar abiertos a la dirección del Espíritu Santo en nuestra vida?