“Traigan todo el diezmo a la tesorería, y haya alimento en mi casa. Y pruébenme en esto –dice el Señor Todopoderoso–, a ver si no abro las ventanas del cielo y vacío sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10).
UN DIEZMO HONESTO O FIEL
Lee 1 Corintios 4:1 y 2. Como hijos de Dios y administradores de sus bendiciones, ¿qué clase de personas se nos pide que seamos?
Por lo tanto, ¿qué significa ser fiel con nuestro diezmo? Esta semana hemos repasado varios de los elementos constitutivos del diezmo:
1. La cantidad, que es un décimo, o diez por ciento, de nuestro ingreso o ganancia.
2. Llevarlo a la tesorería/alfolí: el lugar desde donde se paga a los obreros evangélicos.
3. Honrar a Dios con la primera parte de nuestros ingresos. 4. Usarlo para el propósito correcto: el sostén del ministerio. Es nuestra responsabilidad, como miembros de iglesia, preservar los primeros tres elementos; es responsabilidad de los encargados de la tesorería asegurarse de que los fondos del diezmo se utilicen correctamente.
Y, además, a diferencia de nuestras ofrendas, el diezmo no es discrecional de nuestra parte. El décimo y la tesorería son ambos parte de nuestra responsabilidad. Nosotros no establecemos los parámetros, sino Dios. Si yo no devuelvo el diez por ciento completo de mi “ganancia”, en realidad no estoy diezmando; y si no llevo ese diez por ciento a la “tesorería”, en realidad tampoco estoy diezmando.
Lee Mateo 25:19 al 21. ¿Cuándo se nos pide que rindamos cuenta de nuestra administración de los fondos de Dios? ¿Qué se les dice a los que han sido financieramente fieles?
“ ‘Traed los diezmos al alfolí’ (Mal. 3:10) es la orden de Dios. No se extiende ninguna invitación a la gratitud o generosidad. Es una cuestión de simple honradez. El diezmo pertenece al Señor, y él nos ordena que le devolvamos lo que le pertenece” (Ed 138). Administrar para Dios es un privilegio único, y también una responsabilidad. Él nos bendice y nos sostiene, y pide solo un décimo, y luego utiliza su diezmo con el fin de proveer para los obreros evangélicos, como lo hizo con la tribu de Leví durante los tiempos del antiguo Israel.
Algunos argumentan que no les gusta cómo se utiliza el dinero de sus diezmos y, por lo tanto, no diezman o envían su dinero a otra parte. Sin embargo, ¿dónde dijo Dios: “Traigan todo el diezmo a la tesorería, pero solo si están seguros de que la tesorería lo está usando correctamente”?