“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: ‘¡Vengan, benditos de mi Padre! Hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo” (Mat. 25:34).

¿HAS VISTO A MI SIERVO JOB?

jueves 16 de febrero, 2023

Lee Job 1:8. ¿Cómo describe Dios mismo a Job?

No está nada mal que Dios llame “intachable” y “recto” (Job 1:8) a Job; tan intachable y recto que nadie más en la Tierra en ese momento podía igualarlo. Veamos, estas son palabras de Dios, literales, acerca de Job.

Aun después de que Job enfrentó una catástrofe tras otra, Dios repitió lo que había dicho de Job, que no había nadie en la Tierra como él, intachable y recto, y todo lo demás; excepto que luego se agregó un nuevo elemento: Job continuaba poseyendo esas virtudes, “a pesar de que me incitaste contra él para que lo arruinara sin motivo” (Job 2:3).

Y, aunque podemos vislumbrar poderosamente la perfección y la rectitud de Job en la forma en que se negó a renunciar a Dios a pesar de todo lo sucedido y pese a la burla desafortunada de su esposa, “¿Aún mantienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete” (Job 2:9), el libro revela otro aspecto de la vida de Job antes de que se desarrollara el drama.

Lee Job 29:12 al 16. ¿Qué se describe aquí que nos da más información sobre el secreto del carácter de Job?

Quizá lo más esclarecedor aquí sean las palabras de Job: “Y de la causa del desconocido me informaba con diligencia” (Job 29:16). En otras palabras, Job no se limitaba a esperar, por ejemplo, a que algún mendigo vestido con harapos se le acercara para pedirle limosna. Job era proactivo para identificar las necesidades y luego actuaba en consecuencia.

Elena de White sugirió: “No aguardéis a que [los pobres] llamen vuestra atención a sus necesidades. Obrad como Job. Lo que él no sabía, lo averiguaba. Haced una gira de inspección, y ved lo que se necesita, y cómo puede suplirse mejor” (TI 5:141). Este es un nivel de administración del dinero y de mayordomía de los recursos de Dios que está más allá de la práctica de muchos de los hijos de Dios en la actualidad.

Lee Isaías 58:6 al 8. ¿Cómo podemos tomar estas palabras antiguas y aplicarlas a nosotros hoy?