“Y todo lo que hagan, háganlo con todo el corazón, como para el Señor y no para los hombres; seguros de que recibirán del Señor la recompensa de la herencia; porque ustedes sirven a Cristo el Señor” (Col. 3:23, 24).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 24 de febrero, 2023

“No puede ser perfecto o completo ningún proyecto de negocios o plan de vida que abarque únicamente los breves años de la vida actual y no haga provisión para el futuro eterno. [...] Nadie puede acumular tesoro en el Cielo sin descubrir que de esa manera se enriquece y ennoblece su vida en la Tierra” (Ed 144, 145).

“El cimiento de la integridad comercial y del verdadero éxito es el reconocimiento del derecho de propiedad de Dios. El Creador de todas las cosas es el propietario original. Nosotros somos sus mayordomos. Todo lo que tenemos es depósito suyo para que lo usemos de acuerdo con sus indicaciones” (Ed 137).

Debido a la presión de mantener a nuestra familia, muchas veces pensamos que nuestro trabajo es simplemente para proporcionar un ingreso. Pero, como cristianos, también se nos plantea hacer nuestra parte en la Gran Comisión que Jesús les dio a todos sus seguidores. Después de citar esta Comisión según se encuentra en Marcos 16:15, Elena de White escribió: “No quiere decir esto que todos sean llamados a ser pastores o misioneros en el sentido común de la palabra; pero todos pueden ser colaboradores con él para dar las ‘buenas nuevas’ a sus semejantes. Se da la orden a todos: grandes o chicos, instruidos o ignorantes, ancianos o jóvenes” (Ed 264).

“Es necesario que sigamos más estrictamente el plan de vida de Dios. Esmerarnos en hacer el trabajo que tenemos más a mano, encomendar nuestros caminos a Dios y estar atentos a las indicaciones de su providencia son reglas que aseguran el logro de una buena ocupación” (Ed 267).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Como cristianos, ¿cómo definimos lo que es una vida “exitosa”? ¿Cuál podría ser la diferencia entre lo que el mundo define como éxito y cómo deberíamos definirlo nosotros (idealmente)? Tomemos, por ejemplo, a Juan el Bautista. ¿Cómo definirías su vida, que terminó ignominiosamente en una prisión y en la muerte, todo, por el capricho de una mujer malvada? ¿Lo llamarías exitoso? ¿Qué razones puedes dar para tu respuesta?
  2. ¿Cómo explicamos el hecho de que hay muchas personas muy “exitosas” que no siguen ninguno de los principios bíblicos sobre el manejo de la riqueza o la vida en general? ¿O qué sucede con aquellos que intentan seguir esos principios y, sin embargo, no logran el objetivo? Tal vez se enfermen o les sobrevenga una calamidad. ¿Cómo debemos entender estas situaciones?