“Y oí una voz del cielo que dijo: ‘Escribe: ¡Bienaventurados los que de aquí en adelante mueren en el Señor! Sí, dice el Espíritu, para que descansen de sus fatigas y sus obras les sigan’ ” (Apoc. 14:13).

LA DEVOLUCIÓN

sábado 4 de marzo, 2023

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 12:16–21; Eclesiastés 2:18–22; Proverbios 27:23–27; 2 Corintios 4:18; Eclesiastés 5:10; Colosenses 1:15–17.

A medida que nos acercamos al final de nuestros años productivos, nuestro enfoque financiero se centra en proteger nuestro capital en preparación para el final de la vida. La transición del trabajo a la jubilación puede ser una experiencia muy traumática. En cuanto a nuestras finanzas, ¿cuál es la mejor manera de proceder?

A medida que la gente envejece, casi naturalmente comienza a preocuparse por el futuro. Los temores más comunes son: morir demasiado pronto (antes de que la familia esté bien atendida); vivir demasiado (sobrevivir a sus recursos o ahorros); sufrir una enfermedad catastrófica (todos mis recursos podrían desaparecer de una vez); y tener discapacidad mental o física (¿quién me cuidará?).

Al comentar sobre estos temores, Elena de White escribió: “Todos estos temores tienen su origen en Satanás [...]. Si ellas asumiesen la actitud que Dios quiere que asuman, sus postreros días podrían ser los mejores y más felices. [...] Deben deponer la ansiedad y las cargas, ocupar su tiempo tan felizmente como puedan, y prepararse así para el Cielo” (TI 1:374).

Esta semana repasaremos el consejo de Dios con respecto a nuestros últimos años. ¿Qué cosas debemos hacer y qué principios debemos seguir?