“Entonces el dragón se airó contra la mujer, y fue a combatir al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús” (Apoc. 12:17).
EL REMANENTE DE DIOS EN EL TIEMPO DEL FIN
El diablo ha estado en guerra con Cristo desde su rebelión en el Cielo (Apoc. 12:7). El propósito de Satanás en ese entonces y ahora es tomar el control del Universo (ver Isa. 12:12-14). El foco de su atención en los últimos días de la historia de la Tierra está puesto sobre el pueblo de Dios. Apocalipsis 12:17 declara enfáticamente que el dragón (Satanás) estaba enojado (airado) con la mujer (la iglesia) y fue a combatir al resto de sus hijos. Esta expresión, “el resto de sus hijos”, también se traduce como “el remanente” en la versión del Rey Jacobo (en inglés). El remanente de Dios permanece fiel a Cristo, obediente a su verdad y fiel a su misión.
Lee Apocalipsis 12:17. ¿Qué características del remanente de Dios, su iglesia de los últimos días, se encuentran en este versículo?
En Apocalipsis 12:17, Satanás (el dragón) está furioso con la mujer, la iglesia de Dios. El diablo está furioso con un pueblo que guarda los mandamientos de Dios, y hará todo lo posible para destruirlo.
Finalmente, instiga un decreto para que no puedan comprar ni vender y para que sean encarcelados y enfrenten la muerte (ver Apoc. 13:14–17). Si Satanás no puede destruir a Cristo, intentará destruir el objeto del afecto más profundo de Cristo: la iglesia de Cristo. La última guerra de la Tierra no se localiza en Medio Oriente ni en los diversos conflictos que hay allí; se centra en la mente del pueblo de Dios disperso por todo el mundo. Es una batalla entre dos fuerzas opuestas, Cristo y Satanás. Nuevamente, no hay nadie que sea neutral.
La pregunta central en esta guerra final es: “¿A quién somos leales? ¿Dónde está nuestra fidelidad? El Cielo necesita creyentes que estén tan constreñidos por el amor de Cristo, redimidos por su gracia, comprometidos con sus propósitos, empoderados por su Espíritu, y que sean tan obedientes a sus mandamientos, que estén dispuestos a enfrentar la muerte misma por su causa.
Nuestro mundo se encamina hacia una gran crisis. Pero en Jesús, por Jesús, mediante Jesús y debido a Jesús, nuestra victoria está asegurada, siempre y cuando permanezcamos conectados a él mediante la fe, una fe que conduce a la obediencia. Todo se reduce a nuestra decisión personal.
¿Cómo se manifiesta la realidad de Apocalipsis 12:17 en tu vida, en tu experiencia cristiana? Es decir, ¿de qué forma ves que el Gran Conflicto se desarrolla en tu vida?