“Entonces miré y vi una nube blanca, y sobre la nube, a uno sentado semejante al Hijo del hombre, con una corona de oro en su cabeza, y en su mano una hoz aguda. Y del Santuario salió otro ángel, y clamó a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: ‘Toma tu hoz y siega, porque ha llegado la hora de segar, y la mies de la Tierra está madura’ ” (Apoc. 14:14, 15).
EL JUICIO CELESTIAL
Lee Apocalipsis 14:14 y Hechos 1:9 al 11. ¿Qué similitudes descubres?
Juan declara: “Entonces miré y vi una nube blanca, y sobre la nube, a uno sentado semejante al Hijo del hombre” (Apoc. 14:14). Cuando Jesús ascendió al Cielo, en Hechos 1:9 Lucas registra que, mientras los discípulos estaban de pie mirando al cielo, “Jesús fue elevado a la vista de ellos, y una nube lo ocultó de sus ojos”. Jesús ascendió en una nube de ángeles y volverá con una nube de ángeles. En ese entonces, los ángeles declararon a los discípulos asombrados, en Hechos 1:11: “ ‘Este mismo Jesús, que ha sido llevado de ustedes al cielo, volverá del mismo modo en que lo han visto ir al cielo’ ”. Hay una verdad divina inserta en este pasaje que quizá no sea evidente. Este “mismo Jesús”, el “Hijo del hombre”, el que caminó por las calles polvorientas de Nazaret, ministró en las calles abarrotadas de Jerusalén, sanó a los enfermos en las aldeas de Israel y predicó en las laderas cubiertas de hierba en Galilea, vendrá otra vez.
También se menciona al Hijo del hombre a la luz del juicio en Daniel 7.
Lee Daniel 7:9, 10, 13 y 14. ¿Por qué Daniel llamó a Jesús “Hijo de hombre” en algo tan serio como el Juicio? Según ya hemos visto, ¿qué debería reconfortarnos al saber que el “Hijo de hombre” es tan decisivo para el Juicio?
En Daniel 7:9 y 10, Daniel ve el Trono celestial con miles de millares y millones de millones de seres celestiales y angelicales reunidos alrededor del Trono. Se inicia el juicio, y los libros (los registros celestiales de nuestra vida) se abren ante el Universo. En Daniel 7:13 y 14, el Hijo de hombre se acerca al Anciano de días, el Padre, y recibe su Reino eterno. El juicio revela ante todo el Universo que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo han hecho todo lo posible para salvar a toda la humanidad. Este juicio vindica no solo a los santos, sino al mismo carácter de Dios contra las acusaciones falsas de Satanás (ver Job 1, 2; Sal. 51:1-4).
Piensa en el hecho de que toda tu vida estará bajo escrutinio delante de Dios. Entonces, ¿cuál será tu única esperanza cuando esto suceda? (Ver Rom. 8:1).