“Entonces vi otro ángel que volaba por el cielo con el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la Tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6).
UN MOVIMIENTO MISIONERO
Mediante un estudio perceptivo y profundo de la Biblia, los primeros adventistas tuvieron una comprensión cada vez mayor de la importancia de estos mensajes. Sintieron que Dios tenía un mensaje hecho a medida para esta generación, un mensaje urgente para el tiempo del fin que debe proclamarse a toda nación, tribu, lengua y pueblo, a fin de preparar a un mundo para el regreso de Cristo. El mensaje de los tres ángeles ha sido la motivación para las misiones adventistas desde sus comienzos.
En 1874, la Asociación General envió al primer misionero a Europa. Elena de White consideraba que John Andrews era “el hombre más capaz de nuestras filas”. Andrews hablaba al menos siete idiomas, podía repetir el Nuevo Testamento de memoria y conocía la mayor parte del Antiguo Testamento. Era un erudito brillante, un escritor prolífico, un predicador poderoso y un teólogo competente.
¿Por qué enviar a un hombre así a un lugar donde había muy pocos creyentes? ¿Por qué enviar “al hombre más capaz” que tenían a un campo misionero desconocido? Y ¿por qué él estuvo dispuesto a ir? Su esposa había muerto unos años antes; ¿por qué estuvo dispuesto a dejar atrás a familiares y amigos en Estados Unidos y navegar con sus dos hijos a una tierra desconocida, arriesgando todo por causa de Cristo?
Solo hay una razón: Creía que Jesús vendría pronto, que el mensaje de la verdad para los últimos tiempos debía llegar al mundo entero.
Durante toda nuestra historia, los mejores y los más brillantes han viajado hasta los confines de la Tierra con el fin de proclamar el mensaje de Dios para los últimos días. Eran maestros, personal médico, pastores, agricultores, mecánicos, carpinteros y comerciantes de todo tipo. Algunos eran empleados de la iglesia; pero muchos, no. Eran laicos que creían que Jesús vendría pronto.
Lee Apocalipsis 14:6, Hechos 1:8 y Mateo 24:14. ¿Qué similitud ves en estos versículos?
La predicación del evangelio eterno atraviesa las fronteras geográficas. Penetra en las regiones más remotas de la Tierra. Llega a personas de todos los idiomas y las culturas. Con el tiempo, impactará al mundo entero. Qué fascinante saber que nuestro mensaje ha llegado hasta ahora a más de 210 de los 235 países del mundo reconocidos por las Naciones Unidas.
¿Qué papel podrías desempeñar tú, y cómo podrías realizarlo de la mejor manera para ayudar a difundir el mensaje de los tres ángeles a cada “nación, tribu, lengua y pueblo”?