“ ‘¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús!’ ” (Apoc. 14:12).
TEMER Y OBEDECER A DIOS
¿Qué más nos enseña la Biblia acerca de lo que significa temer a Dios?
Lee Deuteronomio 6:2; Salmo 119:73 y 74; y Eclesiastés 12:13 y 14. ¿Qué revelan estos pasajes sobre el resultado de “temer a Dios”?
Estos pasajes revelan un vínculo entre temer a Dios y guardar sus mandamientos. Temer a Dios es una actitud de respeto reverencial que nos lleva a la obediencia. El llamado urgente del Cielo es que quienes son salvos por gracia sean obedientes a los mandamientos de Dios (Efe. 2:8-10). La gracia no nos libera de obedecer los mandamientos de Dios. El evangelio nos libera de la condenación de la Ley, no de nuestra responsabilidad de obedecerla.
La gracia no solo nos libera de la culpabilidad de nuestro pasado, sino además nos faculta para llevar una vida de obediencia a Dios en el presente. El apóstol Pablo declara que “recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia de la fe, por amor a su nombre, en todas las naciones” (Rom. 1:5).
Hay algunos que tienen la extraña idea de que la salvación por gracia de alguna manera niega la Ley de Dios o minimiza la necesidad de obediencia. Creen que cualquier charla sobre obediencia es legalismo. Ellos declaran: Todo lo que quiero es a Jesús. La pregunta es: “¿Cuál Jesús?” ¿Un Jesús de nuestra propia creación o el Jesús de las Escrituras? El Cristo de las Escrituras nunca nos lleva a restarle importancia a su Ley, que es la transcripción de su carácter. El Cristo de las Escrituras nunca nos lleva a minimizar las doctrinas de la Biblia, que revelan más claramente quién es él y su plan para este mundo. El Cristo de las Escrituras nunca nos lleva a reducir su enseñanza a trivialidades piadosas, que no son esenciales. Cristo es la encarnación de toda verdad doctrinal. Jesús es la Verdad encarnada. Él es la doctrina personificada.
El llamado final de Apocalipsis nos insta, mediante la fe en Jesús, a aceptar la plenitud de todo lo que él ofrece. Nos llama a “temer a Dios”, que se expresa por la fe en su poder redentor que nos capacita para vivir de manera piadosa y obediente.
Estas palabras de Jesús: “No teman a los que matan el cuerpo, porque el alma no pueden matar. Antes teman al que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno (Mat. 10:28)”, ¿cómo nos ayudan a entender lo que significa temer a Dios?