“Y hagan esto conociendo el tiempo, que ya es hora de levantarnos del sueño; pues ahora nuestra salvación está más cerca que cuando creímos. La noche está muy avanzada; el día casi ha llegado. Desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos las armas de luz” (Rom. 13:11, 12).

LOS 2.300 DÍAS Y EL TIEMPO DEL FIN

lunes 1 de mayo, 2023

Lee Daniel 8:17, 19 y 26. ¿A qué período declara el ángel que se aplica la visión de Daniel 8 y los 2.300 días, y por qué es importante entender eso?

Algunos argumentan que los 2.300 días son días literales. También creen que este cuerno pequeño de Daniel 8 se aplica al comandante militar seléucida Antíoco Epífanes (216 a.C.-164 a.C.), que atacó Jerusalén y profanó el Templo judío, a pesar de que estos 2.300 días no se ajustan ni siquiera a su marco temporal. Sin embargo, esta interpretación es contraria a la clara instrucción del ángel de que la visión se aplica al “tiempo del fin”. Antíoco ciertamente no vivió en el tiempo del fin.

En Daniel 8, Gabriel comienza su explicación de la profecía de los 2.300 días. Menciona al carnero como representante de Medopersia y al macho cabrío como representante de Grecia (Dan. 8:20, 21). Aunque no se la nombra, al igual que los dos poderes anteriores, la siguiente entidad, el cuerno pequeño, es obviamente Roma (Dan. 8:9, 23, 24). Luego describe una especie de fase religioso-política de Roma, que “ech[aría] por Tierra la verdad” (Dan. 8:10-12, 25) e interferiría con el ministerio celestial de Cristo (Dan. 8, 10, 12). La purificación del Santuario en Daniel 8:14, el punto culminante del capítulo, es la respuesta de Dios al desafío de los poderes terrenales y religiosos que han intentado usurpar la autoridad de Dios. Es parte de la solución divina de Dios al problema del pecado.

Gabriel está listo para explicar los detalles en el calendario profético de Dios. Al final de Daniel 8, podemos ver claramente que Daniel no entendió la parte de la visión acerca de los 2.300 días (Dan. 8:27). La primera parte sobre el carnero, el macho cabrío y el cuerno pequeño, todo había sido explicado; incluso a los dos primeros poderes se los identifica claramente por nombre (Dan. 8:20, 21). Sin embargo, no se le explicó la purificación del Santuario.

El ángel Gabriel, que se presentó en Daniel 8, aparece ahora en Daniel 9 y le dice: “Tan pronto como empezaste a orar fue dada la respuesta, y yo he venido a enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la palabra, y entiende la visión” (Dan. 9:23). ¿Qué visión? Como veremos mañana, la visión de los 2.300 días, la única parte de la visión anterior, en Daniel 8, que aún no le había explicado a Daniel.

Gabriel mencionó que Daniel era “muy amado”. ¿Qué nos dice esto sobre el vínculo íntimo entre el Cielo y la Tierra?