“Pelearán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados, elegidos y fieles” (Apoc. 17:14).

BABILONIA: EL CENTRO DE LA IDOLATRÍA

jueves 25 de mayo, 2023

Esta es otra pista para identificar claramente el “misterio [de] ‘La gran Babilonia’ ”. La idolatría estaba en el centro de la adoración babilónica.

Lee Jeremías 50:33 al 38; y 51:17 y 47. ¿Qué descubres en estos versículos sobre la adoración de imágenes en la antigua Babilonia y la respuesta de Dios a ella?

Jeremías 50 y 51 predicen la destrucción de Babilonia a manos de los medos y los persas. Una de las razones de la desaparición de Babilonia fue su idolatría. Los babilonios creían que estas imágenes eran representaciones de sus deidades. En la religión babilónica, la atención a los rituales y la adoración de las estatuas de sus deidades se consideraban sagradas; los dioses vivían simultáneamente en las estatuas de los templos y en las fuerzas naturales que encarnaban. Con el saqueo o la destrucción de ídolos se consideraba que se perdía la protección divina; durante el período neobabilónico, el príncipe caldeo Marduk-apla-iddina II huyó a los pantanos del sur de Mesopotamia con las estatuas de los dioses de Babilonia, para salvarlas de los ejércitos de Senaquerib de Asiria (ver J. R. McIntosh, Ancient Mesopotamia: New Perspectives, pp. 35-43).

Los profetas bíblicos contrastaron la adoración de estas imágenes sin vida con el Dios Creador, que no solo estaba vivo sino además daba vida (Jer. 51:15, 16, 19).

Lee Éxodo 20:4 al 6 y Salmo 115:4 al 8. ¿Qué enseñan sobre la idolatría?

Aunque los problemas de idolatría de la Babilonia espiritual van más allá de una mera reverencia a imágenes de madera y piedra, la Babilonia espiritual iguala a la antigua Babilonia con las imágenes introducidas en su servicio de adoración. El uso de imágenes como objetos de adoración, o la llamada “veneración”, es una violación del segundo Mandamiento porque limita la capacidad del Espíritu Santo para imprimir en nuestra mente las cosas de la Eternidad y reduce la majestad de Dios a una estatua sin vida. Estas imágenes se introdujeron en el cristianismo en el siglo IV, en un intento de que el cristianismo fuese más aceptable para la población pagana. Desgraciadamente, a estas imágenes se les da a menudo la sacralidad y el homenaje que solo pertenecen a Dios, lo que hace que todo sea espiritualmente degradante.