“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en Cristo nos bendijo con toda bendición espiritual en los cielos” (Efe. 1:3).
REDENCIÓN COSTOSA; PERDÓN GENEROSO
El pecado había sido una fuerza tenebrosa y dominante en la vida de la audiencia de Pablo. Pablo puede describirlos, en su existencia anterior, como muertos en vida: “Muertos en sus delitos y pecados” (Efe. 2:1), pero andando o “haciendo” como Satanás les ordenaba (Efe. 2:1–3). Esclavizados al pecado y a Satanás, no tenían la capacidad de liberarse. Necesitaban rescate. Dios así lo hizo mediante sus actos de gracia en Cristo, y Pablo celebra dos nuevas bendiciones de la gracia de Dios en la vida de los creyentes: la redención y el perdón.
Lee Efesios 1:7 y 8. “Redención” es una idea que se usa con frecuencia en el Nuevo Testamento. Compara los usos de esta representación en Colosenses 1:13 y 14; Tito 2:13 y 14; y Hebreos 9:15. ¿Qué temas comparten estos pasajes en común con Efesios 1:7 y 8?
La palabra griega traducida como “redención”, en Efesios 1:7, es apolutrōsis, que originalmente indicaba la compra de la libertad de un esclavo o pagar para liberar a un cautivo. Se escucha el eco de la voz del traficante de esclavos subastando su mercancía y el frío chirrido de las esposas de un esclavo. Cuando el Nuevo Testamento habla de la redención, destaca el costo de liberar a los esclavos.
Nuestra libertad tiene un costo extremo: “En él [Jesús] tenemos redención por su sangre” (Efe. 1:7). La idea de la redención también celebra la generosidad misericordiosa de Dios al pagar el alto precio de nuestra libertad. Dios nos da libertad y dignidad. ¡Ya no somos esclavos!
“Ser redimido es ser tratado como una persona, no como un objeto. Es llegar a ser ciudadano del Cielo, en lugar de un esclavo de la Tierra” (Alister E. McGrath, What Was God Doing on the Cross [Grand Rapids, MI: Zondervan, 1992], p. 78).
Ten en cuenta que la idea de que Dios paga a Satanás el precio de la redención es medieval, no bíblica. Dios no le debe nada a Satanás ni le paga nada.
Los beneficios del Calvario también incluyen “el perdón de los pecados” (Efe. 1:7). En la Cruz, Cristo toma sobre sí el precio por nuestro pecado, tanto pasado como futuro, y así “canceló la nota de nuestra deuda, que consistía en ordenanzas desfavorables a nosotros” (Col. 2:14). Al hacer esta obra de redención y de perdón por medio de Cristo, Dios actúa como nuestro Padre generoso, con “la riqueza de su gracia, que nos prodigó abundantemente” (Efe. 1:7, 8).
¿Qué significa para ti ser perdonado y redimido mediante el sacrificio expiatorio de Cristo? ¿Y si sientes que no lo mereces? (Pista: no eres digno; ese es el centro neurálgico de la Cruz).