“Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Cristo es nuestra paz, que de los dos pueblos hizo uno y derribó el muro divisorio” (Efe. 2:13, 14).

ACERCADOS EN CRISTO

domingo 23 de julio, 2023

Compara Efesios 2:1 al 3 (la primera descripción de Pablo del pasado gentil de los destinatarios) con Efesios 2:11 y 12. ¿Qué enfatiza en su nueva descripción del pasado?

Los gentiles que ahora eran creyentes en Cristo y miembros de su “cuerpo”, la iglesia, en otro tiempo estuvieron totalmente separados de Israel y de la salvación que Dios les ofrecía. Pablo considera que para ellos es importante recordar (Efe. 2:11) este pasado. Estaban entonces “sin Cristo”, el Ungido, el Mesías de Israel. Estaban “excluidos de la ciudadanía de Israel [el Estado o pueblo]”. Y eran “ajenos a los pactos de la promesa”, inconscientes de las promesas de salvación que Dios había ofrecido a lo largo de la historia de la salvación. La alienación de Israel y de la salvación ofrecida a través de este pueblo implicaban que en un tiempo estaban “sin esperanza” y “sin Dios en el mundo” (Efe. 2:12).

Además, en su existencia pasada, los gentiles se vieron envueltos en una gran disputa entre ellos y los judíos. Pablo da una idea de este odio arraigado al referirse a uno de sus síntomas: los insultos. Los judíos ridiculizaban a los gentiles refiriéndose a ellos como “la incircuncisión”, y los gentiles hacían referencia a los judíos con igual desdén como “la circuncisión” (Efe 2:11).

No obstante, Efesios 2:13 apunta a algo radicalmente diferente ahora. Pablo escribió: “Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo”.

Cuando Pablo describe a los creyentes gentiles como “ustedes que antes estaban lejos” (NVI), toma prestado de Isaías 57:19: “ ‘Paz, paz al lejano, y paz al cercano’ –dice el Señor–, ‘y lo sanaré’ ” (comparar con Efe. 2:17, 18). En Cristo y mediante su Cruz, los creyentes gentiles se habían acercado a todo aquello de lo que estaban separados: Dios, la esperanza y sus hermanos judíos. Esta es la poderosa buena nueva implícita en la descripción de Pablo: el hecho de que la Cruz de Cristo pueda sanar el gran distanciamiento entre judíos y gentiles significa que todas nuestras disputas y divisiones pueden resolverse allí. Esta buena noticia nos invita a considerar las divisiones que existen en nuestra vida y en la iglesia, y a reflexionar sobre el poder de la Cruz para superarlas.

¿De qué condición te ha redimido Jesús? ¿Por qué sería importante que recordaras, con cierta asiduidad, dónde estabas cuando él te encontró y dónde podrías estar ahora si él no te hubiera encontrado?