“Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Cristo es nuestra paz, que de los dos pueblos hizo uno y derribó el muro divisorio” (Efe. 2:13, 14).
LA IGLESIA, UN TEMPLO SANTO
¿Qué conjunto de imágenes destacadas utiliza Pablo en Efesios 2:11 al 22 para señalar la unidad entre judíos y gentiles en la iglesia?
Al repasar Efesios 2, recordamos que los versículos 1 al 10 enseñan que vivimos en solidaridad con Jesús, mientras los versículos 11 al 22 enseñan que vivimos en solidaridad con los demás como parte de su iglesia. La muerte de Jesús tiene beneficios verticales al restablecer nuestra relación con Dios (Efe. 2:1–10); y horizontales, al cimentar nuestras relaciones con los demás (Efe. 2:11–22). Mediante la Cruz, Jesús derriba todo lo que divide a los creyentes gentiles de los judíos, incluyendo el mal uso de la Ley para profundizar el abismo (Efe. 2:11–18). Jesús también construye algo: un asombroso templo nuevo compuesto por creyentes. Los gentiles, en otro tiempo excluidos del culto en los lugares santos del Templo, ahora se unen a los creyentes judíos para llegar a ser un nuevo templo. Todos nos convertimos en parte de la iglesia de Dios, “un templo santo en el Señor” (Efe. 2:19–22), y tenemos el privilegio de vivir en solidaridad con Jesús y con nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
El uso que hace Pablo de la metáfora de la iglesia como templo en Efesios 2:19 al 22 ¿cómo se compara con los usos en los siguientes pasajes? 1 Corintios 3:9–17; 2 Corintios 6:14–7:1; 1 Pedro 2:4–8.
Pablo emplea la metáfora de la iglesia como templo como imagen que corona la inclusión plena de los gentiles en la iglesia. Si bien antes tenían prohibido adorar en el “Atrio de Israel” en el Templo, ahora no solo tienen acceso (Efe. 2:18), sino además ellos mismos se convierten en materiales de construcción para un nuevo templo, diseñado para “la morada de Dios mediante el Espíritu” (Efe. 2:22).
Los autores del Nuevo Testamento emplean la metáfora del templo para visualizar la santidad de la iglesia, el rol de Dios en la fundación y el crecimiento de la iglesia y la solidaridad de los creyentes dentro de la iglesia. La metáfora se utiliza junto con el lenguaje biológico (ver Efe. 2:21, donde el templo “va creciendo”), y el proceso de construcción a menudo se acentúa (ver Efe. 2:22: “Ustedes también son edificados juntos”). En lugar de una imagen estática, la iglesia puede reconocer su identidad como “el templo del Dios viviente” (2 Cor. 6:16).