“Acerca de la pasada manera de vivir, despójense del hombre viejo, viciado por sus deseos engañosos. Renueven la actitud de su mente, y vístanse del nuevo hombre, creado para ser semejante a Dios en justicia y en santidad de la verdad” (Efe. 4:22-24).
UN CAMBIO DE ROPA DRAMÁTICO
Al volver a contar la historia de la conversión de su audiencia, ¿qué idea central les está transmitiendo Pablo? (Efe. 4:20–24).
Luego de describir su existencia anterior como gentiles (Efe. 4:17-19), Pablo no dice: “Ustedes no han aprendido así de Cristo”. En cambio, señala: “Ustedes no han aprendido así a Cristo” (Efe. 4:20, RVA 2015). Al notar que los destinatarios “lo oyeron” [a Cristo] y fueron enseñados “en él” (Efe. 4:21), o “por él” (RVR 1960), Pablo aboga además por la adopción de una vida moldeada por Cristo con la expresión “conforme a la verdad que está en Jesús” (Efe. 4:21). Para Pablo, llegar a la fe apunta a una conexión personal con Cristo tan vívida y real que puede describirse como “aprender a Cristo”. Reconocemos que el Jesús resucitado y exaltado está vivo y presente con nosotros. Sus enseñanzas y su ejemplo nos moldean y somos leales a él como nuestro Señor. Abrimos nuestra vida a su guía y su dirección activa mediante el Espíritu y la Palabra.
Pablo nos dice que adoptar una vida moldeada por Cristo requiere tres procesos, que él expresa con imágenes de vestimenta: (1) “despojarse”, o alejarse, de la antigua forma de vida (Efe. 4:22); (2) experimentar una renovación interior (Efe. 4:23); y (3) “vestirse” del nuevo modelo divino de vida (Efe. 4:24). La metáfora de Pablo refleja el uso de la ropa en el Antiguo Testamento como símbolo de la pecaminosidad (p. ej., Sal. 73:6; Zac. 3:3, 4; Mal. 2:16) y de la salvación (p. ej., Isa. 61:10; Eze. 16:8; Zac. 3:4, 5).
En la antigüedad, los hombres usaban una túnica hasta la rodilla como prenda interior y una capa o manto para ofrecer protección contra el sol. Del mismo modo, las mujeres vestían túnica y manto. Las culturas reflejadas en la Biblia eran de subsistencia. Las prendas eran preciosas y caras, y se guardaban durante mucho tiempo. Hubiera sido inusual poseer más de una muda de ropa. La calidad y el estilo de esas prendas indicaban la identidad y el estatus del portador. Cambiarse de ropa, cambiar una muda de ropa por otra, era un acontecimiento inusual e importante (no algo insignificante como en muchas culturas en la actualidad). Pablo imagina que el cambio de vida es tan notorio como lo hubiera sido cambiarse de ropa en este contexto del siglo I.
¿Cuál es la diferencia, la diferencia crucial, entre aprender de Cristo y aprender a conocer a Cristo?