“Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan estar firmes contra las artimañas del diablo” (Efe. 6:10, 11).

LUCHA CONTRA LOS PODERES DEL MAL

jueves 14 de septiembre, 2023

¿Cuál crees que es el propósito de Pablo al enumerar una serie de títulos para los poderes espirituales malignos descritos en Efesios 1:21; 3:10; y 6:10 al 20?

Pablo describe “nuestra lucha” (Efe. 6:12, NVI) usando una palabra griega para la competencia entre luchadores (palé). Dado que la lucha se consideraba una excelente preparación para la batalla, esta es una descripción adecuada del combate arma a arma y cuerpo a cuerpo que tiene lugar cuando los ejércitos chocan. Pablo enfatiza la realidad de la estrecha lucha de los creyentes contra los poderes del mal. Estos son los títulos que les da:

Efesios 1:21 Efesios 3:10 Efesios 6:12

todo principado (o todo gobierno)

los principados principados

(toda) autoridad las potestades potestades

(todo) poder los gobernadores de este mundo de tinieblas

(todo) señorío malos espíritus de los aires

todo nombre que se nombra

En sus amplias descripciones (“todo nombre que se nombra”, Efe. 1:21; los “malos espíritus de los aires”, Efe. 6:12), Pablo afirma que todos los poderes malignos y sobrenaturales están subyugados a Cristo (Efe 1:21). Sin embargo, en cualquier batalla, nunca es una buena estrategia subestimar las fuerzas del bando contrario. Pablo advierte que no solo nos confrontamos con enemigos humanos, sino con “malos espíritus de los aires” (Efe. 6:12), dirigidos por un general astuto, el diablo (Efe. 6:11). Sin embargo, aunque debemos estar alertas contra nuestros poderosos enemigos, no debemos dejarnos intimidar por ellos. Dios está presente con nosotros en la batalla (Efe. 6:10) y nos ha provisto de las mejores armas, su propia armadura, la “armadura de Dios” (Efe. 6:11; comparar con Isa. 59:15–17). Él ha puesto a nuestra disposición su verdad, justicia, paz, fe y salvación, y al Espíritu Santo (Efe. 6:13–17). Si Dios va delante de nosotros y estamos pertrechados de pies a cabeza con la armadura que él nos ha provisto, no podemos fallar (Rom. 16:20; 1 Cor. 15:23, 24; 2 Tes. 2:8).

¿Qué debería enseñarnos la realidad de estos poderes malignos sobrenaturales, contra los que nosotros mismos somos totalmente indefensos, con respecto a por qué debemos asirnos del Señor Jesús, quien no solo es mayor que estos poderes sino que además ya los ha vencido?