“Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan estar firmes contra las artimañas del diablo” (Efe. 6:10, 11).

HALLAR FORTALEZA EN CRISTO

lunes 11 de septiembre, 2023

Pablo termina su carta con un poderoso llamado a luchar, que reúne temas e ideas importantes para la carta en general. Comienza anunciando el tema general de la conclusión, presentado al estilo del grito de guerra de un comandante: “Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efe. 6:10). El resto del pasaje, Efesios 6:11 al 20, ilustra y desarrolla este gran tema.

Repasa Efesios 6:10 al 20. ¿Cómo visualizas la realidad del Gran Conflicto, donde los poderes sobrenaturales literales son cruciales en el argumento de Pablo? ¿Por qué es tan importante mantener esta verdad ante nosotros en nuestro caminar diario con Dios?

Pablo identifica a Cristo como la Fuente de la fortaleza de los creyentes con su frase: “… en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efe. 6:10), ya que “Señor” se refiere a Cristo, como ocurre invariablemente en Efesios (Efe. 2:21; 4:1, 17; 5:8; 6:1, 21). “La fuerza de la iglesia reside en la omnipotencia de su Señor resucitado, el Capitán de su guerra” (G. G. Findlay, The Epistle to the Ephesians [Nueva York: Ray Long & Richard R. Smith, 1931], p. 398).

Pablo utiliza la repetición en Efesios 6:10, y recurre a los sinónimos poder y fuerza para resaltar su observación: el poder que debe exhibir la iglesia no es inherente a los creyentes, sino que deriva del Señor, de Cristo. Pablo resume aquí un tema importante de la carta: el poder de Dios compartido con los creyentes (Efe. 1:19–22; 2:4–6; 3:16, 17). La fuerza para cada conflicto actual y futuro se encuentra en la solidaridad de los creyentes con el Cristo resucitado y exaltado.

Si bien el mandato inicial anuncia a un Cristo activo para proveer de fuerza a los creyentes (Efe. 6:10), los tres miembros de la Deidad están comprometidos en fortalecerlos para el combate espiritual contra el mal. Dios (el Padre) pone a disposición sus propias armas como la “armadura de Dios” (Efe. 6:11, 13; comparar con Isa. 59:17). Anteriormente, Pablo indicó que el Espíritu está activo en el fortalecimiento de los creyentes, al orar para que Dios “les dé, conforme a la riqueza de su gloria, ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efe. 3:16). Aquí, es el Espíritu quien entrega la espada, “la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efe. 6:17). Además, los creyentes deben orar “en el Espíritu, en todo tiempo” (Efe. 6:18). Pablo desea que sus oyentes entiendan que el Dios triuno está plenamente comprometido en pertrecharlos para luchar contra estos poderes malignos.