“Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo: ‘¿Dónde estás?’ ” (Efe. 1:9, 10).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 6 de octubre, 2023

“El plan de nuestra redención no fue una reflexión ulterior, un plan formulado después de la caída de Adán. Fue una ‘revelación del misterio que por tiempos eternos fue guardado en silencio’ (Rom. 16:25). Fue una manifestación de los principios que desde las edades eternas habían sido el fundamento del Trono de Dios. Desde el principio, Dios y Cristo sabían de la apostasía de Satanás y de la caída del hombre por causa del poder seductor del apóstata. Dios no ordenó que el pecado existiese, sino que previó su existencia, e hizo provisión para enfrentar la terrible emergencia. Tan grande fue su amor por el mundo que se comprometió a dar a su Hijo unigénito, ‘para que todo aquel en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna’ (Juan 3:16)” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, pp. 13, 14).

“Cristo no dijo a sus discípulos que su trabajo sería fácil. [...] Pero no se los dejaría luchar solos. Les aseguró que él estaría con ellos; y que si ellos avanzaban con fe estarían bajo el escudo de la Omnipotencia. [...] Mientras obedecieran su palabra y trabajasen en comunión con él, no podrían fracasar. Vayan a todas las naciones, les ordenó, vayan a las partes más alejadas del Globo habitable, y estén seguros de que aun allí mi presencia estará con ustedes. Trabajen con fe y confianza; porque yo no los olvidaré nunca. Estaré siempre con ustedes, ayudándolos a realizar y cumplir vuestro deber, guiándolos, alentándolos, santificándolos, sosteniéndolos y dándoles éxito en hablar palabras que llamen la atención de otros al Cielo” (Elena de White, Los hechos de los apóstoles, p. 24).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Piensa en lo que significa que las primeras palabras de Dios a la humanidad caída no hayan sido: “¿Qué has hecho?”, o “¿Por qué me has desobedecido?” En lugar de esto, las primeras palabras fueron: “¿Dónde estás?” ¿Qué consuelo debería darnos esta verdad con respecto a la intención de Dios para con nosotros y nuestros seres queridos?
  2. Piensa en lo que significa que Dios mismo, en la Persona de Jesús, viniera a este mundo para salvarnos. Cristo en la Cruz fue la máxima manifestación de Dios como un Dios misionero. ¿Qué nos dice esto acerca de su carácter?
  3. La misión pertenece a Dios. Por lo tanto, él habilitará y capacitará a las personas para la tarea. A la luz de esta realidad, cuando te enfrentas a los desafíos de la evangelización mundial, ¿cómo puedes hacer frente a los sentimientos y las actitudes de incapacidad o miedo?