“¿Qué aprovecha el hombre si gana el mundo entero y pierde su vida? ¿Qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” (Mat. 16:26).
MISIÓN EN FAVOR DE LOS PODEROSOS
Jesús sabía cómo hacerse amigo de los poderosos. Muchos de ellos lo admiraban y lo respetaban, y al mismo tiempo, también muchos lo despreciaban. Los poderosos de la Biblia que acudieron a Jesús en busca de ayuda seguramente sintieron que él se preocupaba por ellos. Además, muchos de los ricos y los poderosos no acudieron abiertamente a Jesús de inmediato; esperaron hasta estar seguros de que Jesús fuera realmente el Hijo de Dios. Ese fue el caso de Nicodemo y de José de Arimatea.
Lee Mateo 27:57 al 60 (ver también Mar. 15:43-47; Luc. 23:50-53; Juan 19:38-42). ¿Qué nos dice este relato acerca de la manera en que el Señor utilizó a un rico que evidentemente había quedado impactado por Jesús?
Hasta este momento, no habíamos oído nada de José de Arimatea. De repente, aparece este rico, casi de la nada, y es utilizado para ayudar a cumplir la profecía. Dios usó, y seguirá usando, a los ricos para sus propósitos. Por lo tanto, nosotros también debemos tener una misión en favor de ellos.
Una de las fases más difíciles a la hora de entablar amistad con gente poderosa es definir por dónde empezar. En general, es mejor no perseguirlos; deja que ellos vengan a ti. Jesús hizo esto; ellos se convirtieron en testigos de su mensaje, de su sanación y del poder de Dios. Mientras mantenían un perfil bajo, se convencieron de que él era verdaderamente el Hijo de Dios.
Los poderosos tratarán de colaborar con un ministerio auténtico por varias razones. Quieren formar parte de algo bueno que cambie la vida de la gente. Y ellos saben que de esta manera su vida también puede ser transformada. Es una forma sutil de que los ricos y los poderosos obtengan la ayuda que necesitan sin revelar públicamente sus necesidades.
La segunda fase consiste en iniciar un auténtico ministerio como un medio para que los ricos y los poderosos formen parte del ministerio de Dios. Dedica algún tiempo a atender y considerar la vida de los ricos y los poderosos de tu sociedad.
Desafío: Añade a tu lista de oración diaria a alguien que esté en una posición de poder, que no sea creyente y que sea alguien con quien podrías entrar en contacto de tanto en tanto.
Desafío avanzado: Escribe una carta o un correo electrónico a alguien que está en un puesto de poder (aunque sea alguien que no conozcas) y dile que estás orando por él o ella.