“Siendo que todo será destruido, ¿qué clase de personas deben ser ustedes en santa y piadosa conducta, esperando y apresurándose para la venida del día de Dios? En ese día los cielos serán encendidos y deshechos, y los elementos se fundirán abrasados por el fuego” (2 Ped. 3:11, 12).
EL MENSAJE Y LA MISIÓN DE LOS TRES ÁNGELES
El libro del Apocalipsis nos ofrece una representación poderosa y gráfica del tema del Gran Conflicto, tal vez representado de forma más dramática en Apocalipsis 12:12: “Por eso, ¡alégrense, cielos, y ustedes, los que habitan en ellos! ¡Ay de la tierra y el mar! Porque el diablo ha descendido a ustedes con gran furor al saber que le queda poco tiempo”. Es difícil imaginar que alguien pueda entender algo de las Escrituras sin la ayuda del tema del Gran Conflicto, que llegará a su clímax en ocasión de los últimos días.
Lee Apocalipsis 14:6 al 12. ¿Qué se representa aquí y qué tienen que ver estos versículos con nuestra misión y nuestro mensaje?
En el centro de la misión, de la misión de Dios, está el mensaje, el mensaje de Dios: el evangelio. El mensaje, en el verdadero sentido, es la misión. El mundo necesita ser advertido de lo que le espera, y cada persona se verá obligada a tomar una decisión, una decisión para vida o para muerte.
“El que no está conmigo, está contra mí. El que conmigo no junta, desparrama” (Luc. 11:23). ¿Qué está diciendo Jesús aquí, que tiene que ver directamente con nuestra misión?
El mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14 constituye el núcleo, el corazón, de lo que los adventistas del séptimo día hemos sido llamados a proclamar al mundo. Hay dos temas centrales y fundamentales: “el evangelio eterno” (Apoc. 14:6) y la adoración al Creador. Estos dos temas aparecen en esta representación de los santos: “¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús!” (Apoc. 14:12). Independientemente de todo lo demás que hagamos (todo el bien que hagamos ayudando a la gente), nunca debemos perder de vista nuestros especiales llamamiento y misión, que es proclamar a un mundo perdido la esperanza que se encuentra en el “evangelio eterno”, así como advertir al mundo de lo que un día le sobrevendrá.
“El que no está conmigo, está contra mí” (Luc. 11:23). ¿Cómo entiendes lo que Jesús nos está diciendo aquí? ¿Por qué estas palabras deberían hacernos examinar dónde está realmente nuestro corazón?