“Siendo que todo será destruido, ¿qué clase de personas deben ser ustedes en santa y piadosa conducta, esperando y apresurándose para la venida del día de Dios? En ese día los cielos serán encendidos y deshechos, y los elementos se fundirán abrasados por el fuego” (2 Ped. 3:11, 12).
EL FIN DE LA MISIÓN DE DIOS
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 1:1-7; 1 Pedro 2:9; Apocalipsis 14:6-12; Lucas 11:23; 1 Timoteo 2:4; Apocalipsis 21:1-4.
El libro de Apocalipsis llena la mente de escenas del fin. El epicentro del libro está en el conflicto cósmico entre Cristo y Satanás. Satanás ha perdido su dominio pretendidamente legal sobre la Tierra, y ahora persigue a aquellos que permanecen leales a Dios. El libro culmina con el regreso de Jesús para liberar a sus hijos. El libro nos muestra también la destrucción de Satanás y de los malvados por medio del fuego, y el establecimiento por parte de Jesús de su Reino eterno en la Tierra hecha nueva.
Los estudiosos del Apocalipsis exploran con entusiasmo y tratan de identificar las señales y los acontecimientos predichos que marcan la historia de la iglesia desde el siglo I d.C. hasta nuestros días, en el tiempo del fin. Y hacen bien. Sin embargo, en la última lección de este trimestre, veremos que el Apocalipsis es un libro misionero centrado en un Dios misionero que nos llama a ser una iglesia misionera. Nuestro llamado a proclamar la “verdad presente” al mundo existirá hasta que todos hayan tomado la decisión a favor o en contra de Dios.