“El mismo Señor descenderá del Cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes, a recibir al Señor en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tes. 4:16, 17).
LAS CONSECUENCIAS MORTALES DEL ESPIRITISMO
La fábula de que la muerte en realidad es solo la entrada a una nueva etapa de la vida se basa en el concepto de la inmortalidad natural del alma. Esta idea pagana se infiltró tempranamente en la iglesia, a medida que se alejaba de sus fundamentos bíblicos en un intento de hacer comprensible su fe al amplio mundo romano: “La teoría de la inmortalidad del alma fue una de esas falsas doctrinas que Roma, adoptándola del paganismo, la incorporó a la religión del cristianismo” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 605).
“No teman a los que matan el cuerpo, porque el alma no pueden matar. Antes teman al que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mat. 10:28). ¿Qué debería decirnos este versículo por sí solo sobre la supuesta inmortalidad del alma?
El Señor prohibió que su pueblo participara de cualquier tipo de ocultismo. No debían tolerar entre ellos “ni encantador, ni espiritista, ni quien consulte a los muertos” (Deut. 18:11). Esa gente debía morir apedreada (Lev. 20:27). El castigo parece increíblemente duro, pero tenía el propósito de proteger a Israel de la adoración de dioses falsos.
La brujería es demoníaca. Seduce a la gente hacia una adoración falsa y falsifica una relación auténtica con Dios. Pero nunca puede satisfacer las necesidades más profundas del corazón. El espiritismo está en el centro del plan de Satanás para cautivar al mundo. Pero Jesús, por su gracia y su poder, libera a los cautivos de las cadenas del mal que los atan.
Lee Eclesiastés 9:5; Job 7:7 al 9; e Isaías 8:19 y 20. ¿Qué nos enseñan estos pasajes bíblicos sobre la muerte y la comunicación con los muertos?
La creencia de que los muertos van directamente al Cielo al morir, aunque no es bíblica, ha existido durante tanto tiempo (como la observancia del domingo), y está tan firmemente arraigada, que es muy difícil que la gente la abandone. Las personas utilizan algunos textos, sacados de contexto, para tratar de justificar la creencia. Pero esta falsa enseñanza la deja sin protección contra los engaños que Satanás puede presentarle, especialmente durante la crisis final.
¿Cuál ha sido tu experiencia al tratar de explicar el estado de los muertos a otros cristianos? ¿Hubo algo que te haya resultado eficaz?