“Jesús le dijo: ‘Porque me has visto, Tomás, creíste. ¡Dichosos los que no vieron y creyeron!’ ” (Juan 20:29).

REMONTÁNDONOS A ABRAHAM

domingo 10 de noviembre, 2024

Jesús no tuvo reparos en declarar quién era, ni tampoco en llamar a testigos para que dieran testimonio de quién era, incluso a testigos que habían desaparecido hacía mucho tiempo; Abraham, entre ellos: “Abraham, el padre de ustedes, se gozó en que vería mi día. Y lo vio, y se gozó” (Juan 8:56).

¿Por qué fue el testimonio de Abraham tan importante como para ser incluido en el Evangelio de Juan? Génesis 12:3; 18:16-18; 26:4; Mateo 1:1; Hechos 3:25.

“A través de tipos y promesas, Dios ‘dio de antemano las buenas nuevas a Abraham’ (Gál. 3:8). Y la fe del patriarca se fijó en el Redentor que habría de venir. Cristo dijo a los judíos: ‘Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó’ (Juan 8:56). El carnero ofrecido en lugar de Isaac representaba al Hijo de Dios, que habría de ser sacrificado en nuestro lugar. Cuando el hombre estaba condenado a la muerte por su transgresión de la Ley de Dios, el Padre, mirando a su Hijo, dijo al pecador: ‘Vive: he hallado un rescate’ ” (Elena G. de White, Patriarcas y profetas, p. 150).

Abraham fue el padre de la nación judía. Recibió la promesa de que todas las naciones serían bendecidas por medio de él. Esta bendición llegó a través del Mesías, nacido de su linaje.

Fue también el padre de los que responden a Dios con fe (Heb. 11:8, 17-19). Su voluntad de sacrificar a su hijo Isaac (Gén. 22), el hijo de la promesa, no solo fue una prueba de fe, sino también una ventana al Plan de Salvación.

Cuando Jesús dijo: “Abraham, el padre de ustedes, se gozó en que vería mi día. Y lo vio, y se gozó” (Juan 8:56), los líderes respondieron: “Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?” (Juan 8:57).

La respuesta de Jesús fue asombrosa. “Les aseguro: Antes que Abraham existiera, yo soy” (Juan 8:58).

Jesús utiliza un lenguaje que recuerda el que Dios usó cuando se dirigió a Moisés en la zarza ardiente. Era una afirmación de divinidad, de existencia autónoma. Los dirigentes, sin duda, entendieron lo que eso implicaba en labios de Jesús, pues “tomaron piedras para apedrearlo” (Juan 8:59).

Lee Romanos 4:1 al 5. ¿Cómo utiliza Pablo esta historia de Abraham para revelar la gran verdad de la salvación solo por la fe, sin las obras de la Ley? ¿Cómo nos ayudan estos versículos a entender que Abraham es el padre de quienes viven por la fe?