“Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que les he dicho” (Juan 14:26).

LA ORACIÓN DE JESÚS

jueves 12 de diciembre, 2024

Juan 17 es conocido como la oración sumosacerdotal de Jesús, con la que concluye su discurso de despedida. En última instancia, Jesús vino a esta Tierra para restaurar la relación personal originalmente existente entre Dios y la humanidad. Realizó fielmente las señales que Dios le encomendó. Comunicó a los humanos quién era Dios mediante palabras y acciones.

Jesús dejaría pronto esta Tierra. Deseaba compartir una vez más su amor con sus discípulos. Quería que comprendieran la estrecha relación que existía entre él, el Padre y el Espíritu Santo. Y quería que experimentaran la misma relación personal que él tenía con el Padre y con el Espíritu.

Lee Juan 17:1 al 26. ¿Qué palabras o frases de este capítulo expresan el deseo de Jesús de establecer una estrecha relación de amor entre él, el Padre y sus discípulos?

Muchos leen Juan 17 en el sentido de que lo único que importa es la unidad y el amor. Sin duda, el propósito de Dios es restaurarnos a una relación personal con él y con todas las personas. Pero una lectura más atenta sugiere una conexión mucho más vital entre el amor y la verdad.

“Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado” (Juan 17:3). “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste […] y guardaron tu palabra [...]. Han conocido que realmente salí de ti” (Juan 17:6, 8). “Santifícalos en la verdad. Tu palabra es verdad” (Juan 17:17).

Cristo vino a revelar al Padre. Esta revelación era importante debido a los muchos conceptos erróneos que existían acerca de Dios. El Evangelio de Juan muestra la seriedad con que Jesús llevó a cabo esta misión. Él representaba correctamente la Palabra y las acciones de Dios. Si la verdad no importara, ¿por qué llegar tan lejos?

Jesús vivió una vida de grandes dificultades y fue finalmente rechazado por las autoridades religiosas. Sufrió la indiferencia de la gente e incluso a veces de sus propios discípulos. Uno de ellos lo traicionó, otro lo negó tres veces. Pasó por una prueba sin tregua y murió en una cruz a manos de los mismos a los que vino a salvar.

¿Cómo puedes reflejar mejor en tu propia vida el amor de Dios, un amor como el que existe entre Jesús y el Padre?