“Ustedes escudriñan las Escrituras porque piensan que en ellas tienen la vida eterna. ¡Ellas testifican de mí!” (Juan 5:39).

PER MANECER EN JESÚS

jueves 26 de diciembre, 2024

Lee Juan 12:32. ¿De qué manera describe esta sorprendente afirmación la autoridad de Jesucristo?

Como hemos visto a lo largo de las lecciones de este trimestre, el Evangelio de Juan nos atrae hacia Jesús, pero solo si estamos dispuestos a conocer a Dios y a hacer su voluntad. A lo largo de su Evangelio, las personas que se encuentran con Jesús aceptan la luz y crecen o la rechazan y quedan ciegas. Nicodemo, la mujer junto al pozo, el funcionario, el hombre del estanque de Betesda, los cinco mil alimentados con unos pocos panes y peces, los hermanos de Jesús, los líderes religiosos, el ciego de nacimiento, María y Marta, Pilato, todos se encontraron con Jesús y tomaron decisiones acerca de la verdad y la luz que él traía.

La teología desde abajo comienza con la argumentación humana para determinar y examinar la existencia y la naturaleza de Dios. La defectuosa, caída y prejuiciosa perspectiva humana tiene prioridad sobre la divina, santa, perfecta y omnisciente. La teología desde abajo conduce a las personas inevitablemente por mal camino, como lo ha hecho en el pasado y lo hará en el futuro (véase Apoc. 14:1-12), cuando la sabiduría humana usurpará el lugar de la divina e intentará imponer una falsa adoración en el mundo.

Lee Juan 15:1 al 11. ¿Cuál es el secreto del crecimiento y la salud espirituales?

El secreto es permanecer conectados a Jesús. Él es la Palabra de Dios; el Pan de Vida; la Luz del mundo; la Puerta de las ovejas; el Buen Pastor; la Resurrección y la Vida; el Camino, la Verdad y la Vida; y la Vid verdadera.

Los integrantes de la Deidad y la Biblia son como imanes. Si no nos resistimos, nos atraerán hacia ellos. “La voz de Dios nos habla a través de su Palabra, y oiremos muchas voces, pero Cristo nos dijo que debemos cuidarnos de quienes dirán: ‘Aquí está Cristo’ o ‘Allí está Cristo’. Entonces, ¿cómo sabremos que los tales no tienen la verdad, a menos que cotejemos cada cosa con las Escrituras?” (Elena G. de White, Fe y obras, p. 56). Entonces, debemos someter nuestros propios puntos de vista a los presentados en la Palabra de Dios.