“Y le fue dado dominio, y gloria y reino; y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su dominio es eterno, que nunca pasará, y su reino nunca será destruido” (Dan. 7:14).

UNA LUZ PARA LOS GENTILES

jueves 24 de abril, 2025

Dios estableció la nación de Israel para salvar al mundo, no para condenarlo. La mayoría de nosotros nos sentimos condenados cuando somos confrontados por el comportamiento justo de alguien; así que la existencia de Israel también sirvió para resaltar el pecado y el egoísmo de las naciones vecinas. Los creyentes que viven en armonía con Dios resaltan el carácter justo de él y motivan así a otros a reflexionar. Idealmente, la vida de quienes “guardan los mandamientos de Dios” (Apoc. 14:12) debería ilustrar el carácter divino.

Si los israelitas hubieran actuado como debían y hubieran hecho lo que se les había indicado, las naciones paganas se habrían acercado a ellos de manera pacífica y deseosas de saber más acerca de ellos y de su Dios. Trágicamente, como demostró el cautiverio en Babilonia, estas naciones vinieron a ellos en son de guerra.

El máximo exponente del carácter de Dios fue Jesús, el único ser humano que ha revelado a la perfección cómo es Dios. Pero su ejemplo perfecto, que ciertamente produjo convicción en los corazones, tenía la intención de ser una invitación (ver Juan 3:16-21).

El propósito divino para el establecimiento de la nación de Israel fue el mismo que para la iglesia: él anhela que su pueblo atraiga a los pecadores a Cristo. El llamado contenido en los mensajes de los tres ángeles y transmitido por medio de su iglesia no se dirige a unos pocos elegidos, sino a “toda nación y tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6). Apocalipsis 18:1 predice que toda la Tierra será iluminada con la gloria de Dios antes del regreso de Cristo.

¿Qué nos enseñan los siguientes pasajes acerca del papel que Dios quiere que su pueblo cumpla en el mundo? ¿Cómo podemos aplicar estos principios a nosotros mismos?

(a) Números 14:17-21

(b) Isaías 42:6; 49:6; 60:3

(c) Apocalipsis 18:1-4

Lee nuevamente en Apocalipsis 18:1 al 4 el llamado de Dios a su pueblo para que salga de Babilonia. ¿Cómo sucederá eso? En otras palabras, ¿cómo podemos nosotros, como iglesia que no está en Babilonia, ser utilizados por Dios para llamar a su pueblo que todavía está en ella?