“Después oí la voz del Señor, que dijo: ‘¿A quién enviaré? ¿Quién irá de nuestra parte?’ Entonces respondí: ‘Aquí estoy, envíame a mí’ ” (Isa. 6:8).
FUNDAMENTOS DE LA PROFECÍA
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 6:6-8; Génesis 3:21-24; Ezequiel 1:4-14: Apocalipsis 4:1-11; Números 2:3-25; Isaías 14:12-14.
El derecho de Dios a gobernar el universo se basa en su posición como Creador de todas las cosas (Apoc. 4:11) y también en su carácter. Al descubrir el carácter justo de Dios, comenzamos a entender cómo y por qué los seres humanos pecadores carecemos de su gloria (Rom. 3:23).
Esta semana nos adentraremos más en la visión de la sala del Trono y consideraremos cómo se relaciona la humanidad con un Dios santo, y cómo el sacrificio de Cristo nos restaura y nos acerca al Trono. Dios planea restaurarnos no solo como individuos, sino también como humanidad, para que volvamos a revelar su gloria al resto de la Creación. La Biblia contiene importantes pistas que ayudan a entender y apreciar el elevado llamado que Dios nos ha extendido a los pecadores perdonados y redimidos.
La rebelión humana llegará a su fin y, más que eso, el carácter amoroso y abnegado de Dios, manifestado de manera extraordinaria en la Cruz, brillará en respuesta a aquella aún más que al principio, aunque Dios nunca pretendió que la humanidad cayera.