“Estas cosas les sucedieron por ejemplo, y fueron escritas para advertirnos a nosotros, a los que han llegado al fin del tiempo. Así, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Cor. 10: 11, 12).

LA IRA DEL CORDERO

domingo 1 de junio, 2025

Lee Apocalipsis 6:12 al 17. Considera los detalles de la respuesta de estas personas ante el desarrollo repentino de los acontecimientos finales. ¿Qué notas en su respuesta?

Es interesante notar que los perdidos no exclaman: “¿Qué es esto?” o “¿quién está detrás de esto?” Parecen entender lo que ocurre. Se refieren a Jesús como “el Cordero”, lo que requiere conocer algo acerca de la historia de Cristo como Redentor. También parecen conscientes de que “ha llegado el gran día de su ira” y que se encuentran en una situación desesperada: “¿Quién podrá quedar en pie?”

Antes del fin, el evangelio es llevado a todas las naciones (Mat. 24:14) y los mensajes de los tres ángeles son comunicados a todo el planeta. Sin embargo, habrá personas que serán sorprendidas, no por falta de información, sino por su negativa a creer y obedecer. Esta será la razón por la que se perderán.

Lee Mateo 24:36 al 44. ¿Qué lecciones deberíamos extraer de la historia de Noé, según Jesús?

Jesús señala la historia del Diluvio para advertirnos que su segunda venida será una sorpresa para muchos. Al igual que la Segunda Venida, el Diluvio no sorprendió al mundo por falta de información. Noé predicó durante 120 años a un mundo que se negaba a creer. Se les dijo lo que iba a suceder. Simplemente, no quisieron creer.

A su vez, muchas personas aseguran que el largo tiempo transcurrido implica que las profecías no son dignas de crédito. Pedro cita en tal sentido la historia del Diluvio cuando dice que, “ante todo, sepan que en los últimos días vendrán burladores, quienes, sarcásticos, andarán según sus bajos deseos y dirán: ‘¿Dónde está la promesa de su venida? Desde que los padres durmieron, todas las cosas permanecen como desde el principio de la creación’ ” (2 Ped. 3:3, 4). Este sentimiento irá en aumento a medida que pase el tiempo.

En el caso de quienes mueran antes del regreso de Cristo, la Segunda Venida (o la tercera, si mueren sin aceptar a Jesús como su Salvador) ocurrirá apenas un instante después de haber cerrado sus ojos. Por otra parte, la vida transcurre muy velozmente. ¿Cómo pueden ayudarnos esas realidades a afrontar la “demora”?