“Y él respondió: ‘Soy hebreo, y venero al Señor, Dios de los cielos, que hizo la tierra y el mar’ ” (Jon. 1:9).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee el capítulo titulado “El Vigía invisible” en las páginas 384 a 395 del libro Profetas y reyes, de Elena de White.
“A cada nación que subió al escenario de acción se le permitió ocupar su lugar en la Tierra, para que pudiese determinarse si iba a cumplir los propósitos del Vigilante y Santo. La profecía describió el nacimiento y el progreso de los grandes imperios mundiales: Babilonia, Medopersia, Grecia y Roma. Con cada uno de ellos, como con las naciones de menor potencia, la historia se repitió. Cada uno tuvo su plazo de prueba; cada uno fracasó, su gloria se desvaneció y su poder desapareció.
“Aunque las naciones rechazaron los principios divinos y con ello labraron su propia ruina, un propósito divino predominante ha estado obrando manifiestamente a través de los siglos” (Elena de White, Profetas y reyes, pp. 392, 393).
En Jeremías 18, el profeta observa a un alfarero mientras este da forma a lo que está creando. Es esta imagen, la de un alfarero que moldea su arcilla, la que Dios utiliza para explicar el principio de condicionalidad en la profecía bíblica. Para asegurarse de que lo entendemos, el Señor dice por medio de Jeremías: “En un instante puedo hablar contra una nación o un reino para arrancar, derribar y destruir. Pero si esa nación se convierte de su maldad, yo también desistiré del mal que había pensado hacerle, y en un instante hablaré de esa nación o ese reino para edificar y plantar. Pero si hace lo malo ante mis ojos, y desoye mi voz, desistiré del bien que había determinado hacerle” (Jer. 18:7-10).
- Piensa en la afirmación de Jesús de que el Juicio será menos severo para Nínive que para el pueblo de Dios que se había desviado de la verdad (ver Mat. 12:39-42). ¿Qué lección puede extraer la iglesia de Dios de esta advertencia?
- Nota la afirmación de Elena de White de que “la historia se repitió” con cada imperio sucesivo (Elena de White, Profetas y reyes, p. 392). ¿Qué tienen en común todos los imperios enumerados en la profecía? ¿De qué manera siguieron el mismo derrotero profético? ¿Cómo va también nuestro mundo actual en pos de ellos?