NINGÚN INTERÉS PERSONAL POR ENCIMA DE LA REVERENCIA

11 junio, 2011

Hay frases que se han vuelto tan comunes en estos días, como decir que "los tiempos han cambiado y tenemos que aprender a adaptarnos a ellos", pero, ¿han sido buenos y justos esos cambios?, no hay duda que algunos sí, pero otros de manera tendenciosa han afectado nuestro sentido de identidad y pertenencia.  Ahora, al experimentar muchos de estos cambios nos damos cuenta como la conducta y la actitud del ser humano, en muchas ocasiones, ha dejado de ejercer respeto y humildad.  Entonces, ¿cuán sutiles pueden llegar a ser las tendencias en nuestro estilo de vida? y, ante el ambiente mediático y consumista que impera hoy día, ¿qué necesito aprender o desaprender para estar bien en mi relación con Dios?, y aun más, ¿cómo puedo mantener un espíritu reverente ante la presión de cambio?.

Puedo pensar que cada día vives construyendo tus sueños en un ambiente donde se espera que seas protagonista, un agente de cambio; en una sociedad secular, posmoderna, donde reina también el espíritu irreverente, pero recuerda ante todo que tus sueños y tu trabajo diario deben estar basados en el valor fundamental, es decir, en entender y vivir significativamente el sentido de la reverencia en su más alta dimensión.  Un "espíritu reverente", ante cualquier persona y en cualquier lugar, es el mejor testimonio que podemos modelar de la verdadera justicia a través de nuestros discursos.

Uno de los enfoques de la lección de esta semana, está basada precisamente, en cual debiera ser nuestra actitud ante la provisión divina de la mejor vestidura para estos tiempos, y como ser consecuentes en nuestro modelaje cristiano ante un ambiente irreverente y muchas veces hostil.

Definamos el término "reverencia", para visualizar la dimensión de la palabra en su contexto para todo tiempo.

Según el diccionario de la RAE (2005), sería respeto o veneración que tiene alguien a otra persona ó inclinación del cuerpo en señal de respeto o veneración, de esta definición enfatizo dos palabras, "respeto e inclinación".

El Comentario Bíblico Adventista comenta de Deuteronomio 4:10 como el que tengas "respeto piadoso hacia".  En este pasaje se exige reverencia como principio básico en el corazón del hijo de Dios. La debida actitud hacia Dios es la base de la verdadera religión.  La Biblia declara que "así que nosotros, que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente" (Hebreos 12:28 NVI) Job dijo a la humanidad: 
"El temor del Señor es la sabiduría. 
Quien se aparta del mal es inteligente" (Job 28:28 NVI).  Salomón declaró "el temor (reverenciar) del Señor alarga la vida, pero los años del impío son acortados" (Prov. 10:27 NVI).

White (1985) lo sintetiza de esta manera, "la reverencia [...] es una gracia que debe cultivarse con cuidado", es decir, debe practicarse continuamente hasta que sea parte de nosotros.  La reverencia, sin duda, es parte del proceso de santificación del cristiano, y debe estar por encima de cualquier interés y beneficio personal.  Es parte de la vestidura de la Gracia de un Dios santo y justo. (Profetas y reyes, p. 178).

El Comentario Bíblico Adventista declara que la verdadera santificación tiene lugar en la vida del creyente que siempre está consciente de que se encuentra en la presencia de Dios. Una santa reverencia ante Dios es esencial para la perfección de la santidad. El estar consciente de la presencia divina induce a la verdadera reverencia. Cuando el ojo de la fe contempla a Dios, se produce en el alma un intenso odio por el pecado y un ferviente deseo de rectitud. Temer a Jehová significa vivir cada momento bajo el ojo paternal de un Dios santo. El temor de Jehová es la base del culto, la obediencia y el servicio santo.  Una vida que participa de las vestiduras de justicia, será consciente de la responsabilidad de ser santos ante la ola de cambios que fascinan a más de uno.

La reverencia para la divinidad tiene un valor inexplicable y White (1899) declara que, "la justicia avanzó desde su exaltado trono, y con todos los ejércitos del cielo se aproximó a la cruz. Allí vio a Alguien igual a Dios que estaba sufriendo el castigo por todas la injusticia del pecado. Con perfecta satisfacción la justicia se inclinó en reverencia ante la cruz, diciendo: "Es suficiente". El Padre se inclina en señal de que acepta el precio pagado por la humanidad, y los ángeles se aproximan con reverencia a la cruz del Calvario.  ¡Que ejemplo del Padre y los ángeles!, con más razón ¿no deberíamos inclinar nuestros sentidos ante la justicia del Hijo?. (General Conference Bulletin [Boletín de la Asociación General], cuarto trimestre, 1899, t. 3, p. 102).

Hildebrand (2006) hace una descripción de aquellos que no responden a la perspectiva de la reverencia, y declara que la persona irreverente e impertinente es incapaz de cualquier entrega o sumisión de sí misma: o bien es esclava de su orgullo, de ese egoísmo atenazante que la hace prisionera de sí misma y ciega a los valores y la lleva a preguntarse repetidamente si su prestigio o su propia gloria aumentarán; o bien es esclava de la concupiscencia, que lleva a que todo en el mundo sea solo una ocasión de satisfacer sus apetitos. La persona irreverente no puede nunca albergar el silencio en su interior. Nunca da a las situaciones, a las cosas, a las personas, la oportunidad de desplegar su propio carácter y valor. Se aproxima a todo de una manera impropia y con una falta de tacto tal que se observa solo a sí misma, se escucha solo a sí misma, y se desentiende del resto. No mantiene una distancia reverente con el mundo.

Es interesante la respuesta y la atención de los ángeles a estos cambios y White (1985) declara que Los ángeles de Dios observan y toman nota cuando los jóvenes tienen tan poca reverencia por la casa y el culto de Dios, que sostienen continua comunicación unos con otros durante el sermón.( Joyas de los testimonios, 2:196)

Para finalizar debemos recordar que la gracia de la reverencia será una expresión que viviremos por la eternidad, White (1962) declara que "a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. (El conflicto de los siglos, 736-737).

Finalizo con lo que dice Santiago "Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes… Humíllense delante del Señor, y él los exaltará" (Santiago 4:7,8,10 NVI).

Hildebrand, Dietrich y Alice von (2006). Actitudes morales fundamentales. Madrid: Traducción, introducción y notas: Agrelio Ansaldo.

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