¿Cuál es el fruto esencial de la verdadera adoración...?
Omar Velázquez
Pregunta: ¿Cuál es el fruto esencial de la verdadera adoración y cómo puedo desarrollarlo en mi vida?
En la lección del día lunes se presenta la respuesta de Jesús a la tentación de Satanás. Él dijo: "Vete de mí Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás" (Luc.4:8). En estas palabras se presenta el fruto esencial de la adoración, el servicio a Dios. De acuerdo con las palabras de Jesús, no se concibe una práctica de adoración a Dios sin que produzca en la vida del adorador, un fruto de servicio a él.
Es muy fácil para el ser humano, al salir de un servicio de adoración a Dios, olvidar que su ser entero, sus talentos y el tiempo que Dios le ha dado debe ponerlos permanentemente en el altar del servicio a Dios. Se debe recordar que se adora a Dios, no solo cuando se está en el templo, sino, también, cuando se sale de ese lugar con una actitud de servicio a Él y al prójimo. El apóstol Pablo indicó a los cristianos de Roma que su vida se debería caracterizar por ser "fervientes en espíritu, sirviendo al Señor" (Ro. 12:11). Además, rogó a los hermanos de Galacia lo siguiente: "Servíos por amor los unos a los otros" (Gál. 5:13).
Lamentablemente, hay muchos que salen de los servicios de adoración a Dios para servir a otros dioses que ocupan un lugar en su corazón. En la mayoría de los casos, no son dioses de madera o piedra o cualquier otra imagen, pero son dioses que desplazan al verdadero Dios de su diario vivir. Pueden ser actividades o intereses, aparentemente buenos, pero que se han convertido en verdaderos dioses para esas personas. Muchas veces se sirve a esos dioses con pensamientos, tiempo y dinero en lugar de dedicar esto al verdadero Dios.
Algunos de los dioses contemporáneos que reciben un servicio notable y que han desplazado al verdadero Dios de la vida de quienes se dicen cristianos, pueden parecer, a simple vista, inocentes. Por ejemplo, la práctica de algún deporte. Señalo esto, no porque crea que esto sea malo en sí mismo, sino porque los beneficios físicos que se derivan de esta práctica pueden esconder el verdadero peligro: tomar demasiado tiempo para esto y no dedicar tiempo para servir a Dios. Cualquier práctica que requiera mucho tiempo y estorbe una relación con Dios e impida dedicar tiempo para servirle, lo convierte en un dios.
Algunos otros, pensando en tener una buena condición física, dedican mucho tiempo en los gimnasios o a trotar. Esta aparente actividad sana también puede convertirse en un medio para servir al yo, ya que puede contribuir a descuidar el servicio a Dios. Esto ocurre cuando estamos tan preocupados por conseguir una apariencia física que se deriva del ejercicio corporal, que nos olvidamos de dedicar tiempo para servir a Dios. Contra este peligro el apóstol Pablo hizo la siguiente advertencia: "Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera" (1Tim.4:7,8). De ninguna manera podemos pensar que Pablo estaba en contra de hacer ejercicio. Lo que él señaló fue el peligro de que esta actividad estorbe el verdadero propósito en la vida del cristiano: servir al Dios que adoramos.
Jesús, nuestro modelo en todo, resumió el propósito de su vida al decir: "Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir" (Mr. 10:45). Tiempo después, el apóstol Pedro dio testimonio de que esto fue una realidad. Él dijo: "Dios ungió con el espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén" (Hech. 10:38,39). Como adoradores de Dios y como cristianos que decimos ser, éste ejemplo de Jesús es el que debemos seguir: servir.
Finalmente, hay abundantes referencias bíblicas sobre la vida de servicio que Dios espera de sus hijos e hijas. Sin embargo, una de las más impresionantes es la del profeta Malaquías. Él nos proyecta al día en que tendremos que rendir cuentas ante Dios y a la vez señala la importancia de una vida de servicio. Él escribió: "Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve" (Mal.3:18). Definitivamente, el servicio identificará a los verdaderos hijos de Dios. Por esta razón, el servicio es el fruto esencial que se debe ver en la vida del adorador de Dios.